El intento de hacer unidad entre las seis personalidades que estaban dentro del bloque era frágil, nació con fórceps. No hay que olvidar que, un día antes del anuncio del surgimiento del bloque, Tuto Quiroga ya hizo su proclamación pública, pero al día siguiente asistió al evento del bloque.
También Samuel Doria Medina, en todas sus apariciones públicas, anunciaba que él sería irreversiblemente el candidato. Sin embargo, los dos, a su turno, afirmaban que aceptarían los resultados de las encuestas, mientras mucha gente aseveraba que esa unidad se rompería tarde o temprano, conociendo la ansiedad de poder de los dos precandidatos.
¿Por qué el MAS gobernó con tanta facilidad durante tanto tiempo? Había dos explicaciones.
La primera: se montó en el boom de los recursos del gas que le heredaron los “neoliberales”. Eran épocas de la discusión sobre good policies o good luck. El MAS decía que tenía las mejores políticas de América Latina, cuando en realidad el boom se debía a la capitalización que hicieron los “neoliberales”. Se explicaba por la alta cantidad de reservas de gas probadas, por la seguridad de mercados de exportación lograda por los anteriores gobiernos. Evo Morales, junto a Luis Arce, se encargaron solamente de dilapidar y malgastar esos recursos. Nada de good policies, sino simplemente irresponsabilidad de rifar más de 90.000 millones de dólares.
La segunda explicación radica en que el MAS no tuvo ni tiene oposición política enfrente. A los pocos partidos que existían los acorralaron, los mataron, enjuiciaron a sus líderes, sacaron al exilio a centenas de “enemigos” políticos. Y también los propios partidos hicieron lo suyo para extinguirse.
Cuando el MAS sacó su cara autoritaria, cuando desarrolló la autocracia y mostró su camino hacia una dictadura, lo poco que quedaba de oposición no logró unirse para enfrentarlo electoralmente. La división de la oposición es el otro capital con el cual contó el MAS para gobernar con toda tranquilidad. La clase política mostró su mediocridad, la oposición entendió que eran más importantes las ambiciones personales y no la defensa del país. Esa oposición nos regaló varios gobiernos del MAS y lo sigue haciendo.
Nos pasó como lo que sucedió muchos años en Venezuela, que tuvo una oposición que no se unía y favorecía a los gobiernos chavistas o de Maduro. Pero, en 2024, María Corina Machado logró unificar a la oposición venezolana y ganó electoralmente al chavismo. Por qué no tiene el poder es cuestión de otro análisis. Pero ella unió a la oposición.
En 2025 la oposición boliviana debió aprender de ella. No lo hizo, no lo hace aún, en buena parte porque a sus líderes les interesan más sus proyectos personales que el futuro del país. No poseen desprendimiento ni lucidez; en esa medida tienen una chatura que los desmerece.
La gente todavía no sabe muy bien qué pasó internamente en el bloque de unidad. Los que siguen a Tuto dicen que Doria Medina es el culpable; los que se acercan al empresario explican que Tuto es el culpable. No tomo partido en esa discusión, pero entiendo que siempre hay responsabilidades compartidas.
Son sus empleados, sus funcionarios, sus voceros los que, con gran adjetivación, han ayudado a alejar las posiciones de la unidad; fanatismos mediocres que perjudican a la democracia. En política no se debe decir nunca, pero se puede intuir que es poco probable que se unan. Pero –y esto es lo importante– se necesitan.
Más bien, y a pesar de todo, a pesar de lo que han hecho, el país los necesita. Éstos son parte de los bueyes con los cuales hay que arar en las elecciones del 2025. Es un grave error que se insulten, que se ataquen con dureza. Bastaría que digan que no se pusieron de acuerdo.
Recuerden que Sánchez de Lozada, por atacar con adjetivos a Banzer, hizo que éste votara por Jaime Paz y le regale la presidencia. En las etapas preelectorales no es táctico destruir a quien puede ser clave para el futuro político de quien ataca.
Aunque no se unan, quizás se necesiten en el parlamento, tal vez no para hacer gobierno, sino, por lo menos, para que el MAS no tenga mayoría parlamentaria. Esto deben entenderlo mucho más sus voceros o sus asalariados. Para ganar sus sueldos no deben ser fanáticos ni obsecuentes, pues de ese modo perjudican al bien mayor que es la democracia.
Aunque muchos ciudadanos, miles, han quedado decepcionados, sin embargo, ellos también tienen que jugar sus cartas, ser parte importante de la política, pues su voto es crucial para impedir que el MAS siga gobernando.
La ciudadanía, o una buena parte de ella, sabe que se está preparando un fraude descomunal. No en vano Arce, con un 1% de aprobación, quiere ser candidato. Eso huele a fraude. Los cubanos y venezolanos están dentro del gobierno dando lecciones de cómo hacerlo.
La ciudadanía sabe también que nos gobierna el Tribunal Constitucional, los autoprorrogados. Ellos le han quitado atribuciones al TSE, que también está dominado por el gobierno. La población sabe que no se legisla sobre la preclusión del resultado electoral, debido a que hay fraude en ciernes.
Todo esto que entiende la población parecen olvidarlo los políticos que buscan sus intereses personales. Aunque no siempre se puede decir que vox populi es vox Dei, probablemente la ciudadanía, aun tapándose la nariz, trate de concentrar el voto para que el MAS no gane la elección y nos lleve a un gobierno dictatorial.