Esta pequeña isla rodeada por aguas tranquilas y paisajes andinos ha logrado recuperar parte de la pureza de su entorno gracias a un plan impulsado por la organización no gubernamental Red Polinizar.
Brújula Digital|31|10|25|
Danielle Kierig
Esta es una nota de apoyo del reportaje Comunarios de Cohana usan la totora para salvar al lago Titicaca
La isla Suriqui es un caso de éxito. Ubicada en el municipio de Puerto Pérez, provincia Los Andes del departamento de La Paz, a aproximadamente 100 kilómetros de la ciudad de La Paz, esta pequeña isla rodeada por aguas tranquilas y paisajes andinos ha logrado recuperar parte de la pureza de su entorno gracias a un plan impulsado por la organización no gubernamental Red Polinizar. Sus aguas, antes afectadas por residuos, ahora lucen más limpias y claras, y el entorno natural se muestra revitalizado.
Totorales a orillas del lago Titicaca. Foto: RR.SS.
Ubicación de la isla Suriqui.
Hace tres años, Polinizar comenzó con la plantación de totorales y logró cambiar notablemente la situación ambiental del entorno La también fomentó la participación comunitaria que, aunque aún enfrenta desafíos de continuidad, ha dado pasos importantes: se redujo el uso del fuego para quemar basura, los residuos ya no se vierten directamente al lago y los totorales comenzaron a recuperar su función ecológica, purificando el agua y sirviendo de refugio para la fauna silvestre.
No fue el único plan que ejecutó la entidad para salvar el lago, pero sí el que dio mejores resultados: no solo se redujo la acumulación de residuos, sino que también se benefició la biodiversidad del lago y se mejoraron las condiciones de vida de los comunarios. Las aguas cercanas a la isla ya no desprenden el fuerte olor a descomposición que antes afectaba a las familias, lo que ha permitido un mayor aprovechamiento del entorno: los animales pueden volver a pastar cerca de la orilla sin enfermarse, y las familias acceden con mayor confianza al agua para usos domésticos no potables. Además, la recuperación de los totorales ha devuelto equilibrio al ecosistema local, con el regreso de algunas aves y especies nativas.
Además, las familias empezaron a usar la planta para reducir la erosión y construir cercos naturales para proteger cultivos y delimitar zonas sin tener que recurrir a materiales plásticos o metálicos.
Comunario de la isla Suriqui sostiene totora. Foto: Edwin Conde.
Además, aprendieron a usar la totora como abono orgánico. Desde la Red Polinizar explican que en lugar de quemar la totora cuando se seca, los comunarios la entierran para mejorar la fertilidad del suelo, lo que fortalece los cultivos sin necesidad de químicos.
“Ahora le dan valor a lo que antes quemaban sin pensarlo”, afirma la coordinadora del proyecto, Katherine Fernández.
La directora de la Unidad de Gestión de la Cuencia Katari del Ministerio de Medio Ambiente y Agua Elva Vargas, resalta los resultados de la lucha contra la contaminación en la isla Suriqui.
BD/DK/JA
Esta nota de apoyo forma parte de un reportaje elaborado como trabajo de titulación en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana San Pablo regional La Paz
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