“Nosotros vivimos de la ganadería y el queso, pero no hay forraje, no hay lluvia, no hay nada. Entonces uno empieza a vender sus animalitos. ¿Qué vas a hacer? No queda más que tomar otro rumbo”, dice Ismael Sillero, comunario de Cohana.
Brújula Digital|31|10|25|
Danielle Kierig
Esta es una nota de apoyo del reportaje Comunarios de Cohana usan la totora para salvar al lago Titicaca
La contaminación ha cambiado la forma de vida en Cohana. Las afectaciones van desde la falta de agua potable hasta el deterioro de la salud personas y animales, algunos de los cuales mueren. Por esto, cada vez más comunarios se ven obligados a dejar el pueblo en busca de oportunidades, especialmente a El Alto, la ciudad que es la principal fuente de la basura que los obliga a migrar.
La falta de agua potable y la pérdida de recursos naturales son alarmantes. “La gente de más adentro, como el pueblito de Pachir, vivía de la pesca y ya han emigrado”, cuenta el lugareño Ismael Sillero, a quien todos llaman Wismichu.
“Nosotros vivimos de la ganadería y el queso, pero no hay forraje, no hay lluvia, no hay nada. Entonces uno empieza a vender sus animalitos. ¿Qué vas a hacer? No queda más que tomar otro rumbo”.
Ismael Sillero, comunario de Cohana. Video: DK
El problema de la falta de agua para el consumo
Valeria Uchuinta, cocinera de un puesto de comida de la comunidad, cuenta que el agua siempre ha sido un problema. “Aquí no tenemos agua. Agua traemos de aquí arriba del cerro. Ahí viene como un tanque, y eso nomás consumimos”. Explica que cada casa tiene un pequeño tanque que se llena con lluvia. “Con eso nomás viven”. En época seca, debe ir en auto hasta el otro lado del cerro a buscar agua. “Ahorita sí se sufre, más que todo agua se necesita, se sufre”.
Valeria Uchuinta, cocinera de un puesto de comida de Cohana, Video: DK
La hija del presidente del cantón Cohana, Néstor Sillero, Alomés Sillero Villarroel de 27 años, también señala que conseguir agua no es fácil. “Se hacen pozos. Fácil no es. Si hay agua, entonces tienes agua en el pozo. Y si no hay en la tierra, entonces seco nomás”.
Relata que muchas veces tienen que depender de los tanques transportadores de agua, que llegan con líquido extraído de acuíferos cercanos o recolectado de la lluvia. “100 litros, 30 litros, 300. En eso nomás. De la lluvia nomás. No aguantamos dos semanas”.
Agua recolectada de la bahía de Cohana. Foto: DK
El subalcalde de Cohana, Wilfredo Quenta, afirma que han intentado perforar pozos manualmente, pero de diez solo cinco funcionan. “De los demás, seco nomás”.
Explica que la ganadería también se ve afectada, ya que los animales no pueden tomar agua contaminada. “Si tomas agua que viene contaminada, a veces hasta los ganados se ponen mal. No conocemos qué tipo de enfermedades ya tienen”.
La salud también se ha deteriorado. “Esta última temporadita estamos con los resfríos. No solo es gripe. Tienen dolores en las amígdalas, dolores musculares, dolor de cabeza, vómitos”. Explica que los niños a veces tocan el agua contaminada y se enferman. “El año pasado hemos encontrado jeringas, materiales del centro de salud. Son niños, a veces juegan”.
Néstor Sillero señala que no tienen agua potable en el centro médico ni en las escuelas. “Nos falta el agua potable, eso es lo más principal que no tenemos”. También reclama que no ha habido ningún cambio ni han recibido ayuda por parte de ninguna institución. “Hasta el momento no se ha hecho una limpieza. Solamente vienen a hablar. No hay mejora. Seguimos siendo contaminados en este lugar”.
Las lluvias y el perjuicio
Ante esta situación se puede pensar que la época de lluvias trae mejores condiciones. Esto es errado, ya que un incremento repentino del caudal arrastra más residuos en el acuífero que no logra ser manejado por los comunarios.
Martín Mendoza, uno de los lugareños, explica que un desborde reciente del río Katari ha afectado los sembradíos.
“El forraje que teníamos (...) ya nos está afectando mucho. Casi no tenemos ya el forraje para los ganados”. Señala que el río arrastra basura y que todo parece un basural.
Sillero afirma que la comunidad no puede pelear contra el agua. “Cada mes estamos organizados a hacer la limpieza total. Pero en estas dos semanas que ha llovido, no se puede, no abastecemos”.
BD/DK/JA
Esta nota de apoyo forma parte de un reportaje elaborado como trabajo de titulación en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana San Pablo regional La Paz
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