Las instalaciones apenas consiguen aplicar un tratamiento primario y hasta secundario de los líquidos, “pero no alcanza el nivel terciario”, explica el especialista Gonzalo Lora.
Brújula Digital|31|10|25|
Danielle Kierig
Esta es una nota de apoyo del reportaje Comunarios de Cohana usan la totora para salvar al lago Titicaca
Para entender la contaminación en Cohana se debe tomar en cuenta que la bahía solo es el punto final de un sistema que empieza en la montaña, explica el ingeniero ambiental Gonzalo Lora.
El sistema hídrico que arrastra la contaminación nace en el nevado Huayna Potosí. Desde allí, bajan ríos como el Seque y el Seco, que cruzan El Alto, y donde va a parar gran parte de las aguas residuales —muchas sin tratamiento adecuado—.
Luego, los afluentes se unen con el caudal del Pallina, que transporta desechos desde Viacha y pasa por Laja. Todos estos caudales se encuentran y dan origen al Katari, que desemboca en la bahía de Cohana, el punto final de una compleja red de polución.
Para combatir la contaminación en los ríos se construyó la planta de Puchukollo, la cual, con el paso de los años y el crecimiento de El Alto, fue superada por la cantidad de residuos.
Instalaciones de la planta de Puchukollo. Foto: Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
Ante el crecimiento acelerado de la población urbana la infraestructura no está preparada para procesar el volumen real de las aguas residuales de los hogares alteños.
La planta fue diseñada para atender a una población de entre 300.000 y 400.000 habitantes, muy por debajo de las 885 mil personas que tiene la ciudad (sin contar zonas cercanas), según los datos preliminares del Censo de Población y Vivienda de 2024. Es decir, hasta un 121,5% más de gente de lo calculado.
Las instalaciones, debido a esto, apenas consiguen aplicar un tratamiento primario y hasta secundario de los líquidos, “pero no alcanza el nivel terciario”, explica Lora.
El nivel primario elimina sólidos grandes, grasas o sedimentos visibles y el secundario reduce parte de la materia orgánica y algunos microorganismos. El terciario es el más completo, ya que elimina casi todos los contaminantes, incluyendo bacterias, químicos peligrosos y metales pesados, lo cual no ocurre en El Alto.
De esta manera, el agua residual de los hogares alteños que se trata en Puchukollo mantiene su peligrosidad, contamina los ríos y arrastra diversos residuos sólidos que al descomponerse generan lixiviados que, advierte Lora, pueden ser “entre 10 y 50 veces más contaminantes que las aguas residuales normales”.
BD/DK/JA
Esta nota de apoyo forma parte de un reportaje elaborado como trabajo de titulación en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana San Pablo regional La Paz
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