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El Compás | 21/10/2019

Mesa crea la unidad “de facto” de la oposición

Fernando Molina
Fernando Molina
Una sorpresa para quienes hicimos un seguimiento, si se quiere, “literal” de las encuestas. Entre la última de ellas, que seguía mostrando como más probable el triunfo de Evo Morales en la primera vuelta, y los resultados efectivos, tal como los conocemos ahora, ¿qué pasó?
Pues que la intención de voto por el tercero, Óscar Ortiz, se derrumbó y, simultáneamente, Santa Cruz decidió respaldar al segundo, Carlos Mesa, como la mejor opción para librarse del oficialismo. En otras palabras, Mesa consiguió crear una unidad “de facto” de la oposición, sumando Santa Cruz y formando una masa electoral lo suficientemente importante como para enfrentar –de igual a igual– al dirigente del MAS.

¿Qué logró este efecto de polarización, que liquidó a Ortiz? En mi opinión, el principal factor fue el apoyo de todos los políticos de oposición, comenzando con Samuel Doria Medina y terminando con los líderes cruceños contrarios a Bolivia Dice No y su líder histórico, Rubén Costas. Este conjunto de pronunciamientos a favor de Mesa constituyó un direccionamiento de las simpatías opositoras porque no se efectuó a cambio de cargos o ventajas, sino por un principio común: parar la relección indefinida de Morales.

Otros elementos que contribuyeron a la subida de Mesa en el último “sprint” fueron: en las últimas semanas apareció por fin en la televisión, algo que antes le habían impedido la ley electoral, que prohíbe que se haga campaña en grandes medios hasta el final del proceso. Esto compensó su propia estrategia de concurrir poco a los sets televisivos para evitar debates sobre las acusaciones que son de conocimiento público. Sus spots, sin ser geniales, fueron correctos (hablaban de los problemas de la gente) y le ayudaron.
Evo sufrió graves pérdidas en Santa Cruz por la polarización de este departamento a resultas de la crisis ambiental, el cabildo, etc. Esta polarización, simultáneamente, favoreció a Mesa en detrimento de Ortiz, porque actualizó la cuestión del voto útil.

La campaña de Evo se relajó por considerar la batalla ya ganada. Este efecto es típico y es el único demostrado que tienen las encuestas. Por ejemplo, Evo dedicó mucho tiempo yendo a pequeños poblados donde ya había ganado, en lugar de hacer campaña en las ciudades donde tenía problemas, en especial Santa Cruz.

La campaña sucia contra Mesa, a causa de las prohibiciones de la ley electoral, no pudo llegar a la televisión. Además, no fue formalizada de forma contundente. Resultado: hirió al tigre, pero no lo mató.

La victoria de Mesa en la segunda vuelta no será fácil. Ahora debe demostrar algo más que lo que ya logró en esta campaña (ser la mejor alternativa a Evo). Debe probar que podrá gobernar y no solo para las clases medias urbanas, sino para todos los bolivianos, en especial para los indígenas y los sectores populares urbanos.

Fernando Molina es periodista.

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