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29/08/2019
El Compás

El extravío de Ricardo Calla

Fernando Molina
Fernando Molina
¿Qué extravío puede haber llevado al antropólogo y exministro de Asuntos Indígenas, Ricardo Calla, a escribir el artículo “Se quema la autonomía cruceña”, en el que afirma que una victoria del MAS en las elecciones de octubre ocasionará que Santa Cruz sea “copado territorialmente por un turbión de colonizadores”, cumpliendo así el proyecto del régimen de Evo Morales de “transformar demográficamente el departamento”, esto es, de cambiar la naturaleza de la mayoría de la población, a fin de garantizar la hegemonía del MAS sobre la misma y lograr la “liquidación definitiva del proyecto autonomista cruceño”?

¿Qué extravío permite a un hombre con reputación intelectual y pasado progresista caer en un discurso que recuerda claramente al de la extrema derecha europea y su denuncia de la “transformación demográfica” del Viejo Continente por obra del “turbión” (según la RAE, “multitud de cosas que vienen juntas y violentamente y ofenden y lastiman”) de musulmanes que llegan como migrantes?

¿Qué extravío explica que un intelectual que escribe en periódicos y participa en seminarios académicos se convierta en caja resonancia de las ideas rústicas y ultramontanas de grupos extremistas como la Nación Camba o la exfalange?

Responderé al final de este artículo. Antes de eso, quiero explicar más detalladamente por qué los argumentos de Calla son racistas y regionalistas y conducen a la confrontación entre bolivianos:

a) Suponen, los argumentos de Calla, que el “proyecto autonomista cruceño” tiene el sentido de preservar a Santa Cruz del “turbión de colonos” que acabarán con él a plan de “quema y loteamiento”. A la autonomía cruceña solamente le han dado este sentido los extremistas y los racistas. Para los demás cruceños, ésta ha significado autonomía respecto del gobierno, no respecto del occidente del país como tal, y mucho menos respecto de su gente.

b) Los argumentos de Calla suponen que, para realizarse, Santa Cruz tiene que preservarse del “turbión”, es decir, debe rechazar a los migrantes del occidente. En efecto, ¿qué buscaría al denunciar esta invasión, sino que esta sea detenida de algún modo, por ejemplo por medio del triunfo de algún otro candidato que –debemos suponer– no esté de acuerdo con ella y, además, tenga la capacidad de impedirla? Esta concepción es directamente contraria a la que propugna la construcción de una sola nación boliviana en el territorio, y subordina las regiones a la misma.

c) Como todo discurso racista, este deshumaniza a sus objetos, los “colonos”, que entonces pasan a ser huestes sin aspiraciones e intereses propios, manipuladas en la guerra de posiciones entre el MAS y la auténtica Santa Cruz, exactamente igual que las hordas de orcos que Saruman mandaba y movilizaba en la saga “El Señor de los Anillos”, de J. R. R. Tolkien.

d) Suponen, estos argumentos, que existe una esencial e inconciliable oposición entre el proyecto del MAS y los cruceños originarios, antagonismo que obligaría al primero a llevar a contingentes collas a Santa Cruz para poder imponerse.

Esta implicación es una mezcla de esencialismo (los collas son masistas –y malos–, mientras los cambas son autonomistas –y buenos–) con “wishfull thinking” o pensamiento ilusorio, ya que es por todos conocido que muchos cambas, inclusive muchos de la elite tradicional de Santa Cruz, apoyan hoy mismo al MAS y trabajan porque este sea hegemónico en esta región. Cambas que inclusive respaldan los anatemizados decretos oficialistas sobre el chaqueo. Por tanto, la tan básica antinomia de Calla es la simple expresión de un prejuicio racial: los “colonos” no son como nosotros o, mejor dicho, nosotros no somos como los “colonos” (frase en la que, evidentemente, puede sustituirse la palabra “colonos” por “indios”).

Concluyo esta nota respondiendo a las preguntas con las que la comencé: ¿Por qué llegó Calla a perderse de esta manera, a promover el miedo al migrante, la estereotipación del extraño?, ¿por qué ha caído en la tentación de anatemizar a los pobres y los débiles, como hacen todos los grupos de extrema derecha hoy en día?

En mi opinión, Calla lo ha hecho por la misma razón por la que Víctor Hugo Cárdenas anda predicando una moral conservadora en lugar de hacer política para las masas. Ciertos personajes desean ser acogidos y aplaudidos por las clases altas del país, a la que quisieran representar en la tribuna o en el set de televisión. Sus razones son personales y no voy a entrar en ellas aquí. Solo anotaré la desesperación de estos personajes por seguir, cortejar y adular a las clases “superiores”.

Ahora bien, en estos días, estas clases, igual que sus homólogas de todas partes del mundo, se hallan aterrorizadas por las amenazas del mundo en el que vivimos y por eso están entregadas a un puñado de estrategias de evasión: racismo, xenofobia, misoginia y homofobia. La única diferencia entre Bolivia y el resto del mundo en este campo está en el tamaño de estas clases y en el de su influencia política, que aquí son menores que en otras partes. Solo por esta razón, el populismo de derecha de Calla y otros muchos –entre ellos, desagraciadamente, muchos que en el pasado eran liberales– no se halla punteando en las encuestas para las próximas elecciones.

Fernando Molina es periodista y escritor.



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