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Vuela el pez | 10/06/2022

Mentiras y falta de transparencia en el INE

María Silvia Trigo
María Silvia Trigo

Lo ocurrido esta semana en el INE revela la falta de transparencia que rige en algunas instituciones públicas.

La noche del martes se filtró una carta de renuncia del director Humberto Arandia. A los pocos minutos, el área de comunicación del INE dijo de manera tajante que la carta era “falsa” y que iban a publicar un comunicado para aclarar la situación. Sin embargo, el comunicado nunca llegó y en televisión nacional apareció el director confirmando la veracidad de la renuncia -que databa de un mes atrás- y diciendo que aún no había sido aceptada por el presidente Luis Arce.

El director cuya institución acababa de mentir públicamente, intentó generar confianza: el Censo está garantizado, no depende de una persona, depende de un equipo, los mejores profesionales en materia censal están a cargo.

De esa forma, se supo que el 9 de mayo Humberto Arandia había renunciado a su cargo alegando motivos de salud y que desde entonces estaba con baja médica. A seis meses del Censo, el INE estaba con una dirección a media fuerza por casi un mes.

Recién cuando se hizo pública la carta, el presidente Luis Arce emitió una respuesta en la que rechazó la dimisión. Sorprende esta decisión porque Arandia alega motivos de salud, explicó que tuvo una cirugía de rodilla y que necesitará otras más, además de padecer problemas neurológicos y psiquiátricos. En su carta afirma que se encuentra “físicamente imposibilitado” para ejercer el cargo y que el periodo de recuperación será muy largo y complejo. ¿Cómo puede alguien rechazar la renuncia de un enfermo que tiene dificultades físicas y neurológicas para desempeñar un cargo? ¿No es una irresponsabilidad designar a alguien que se confiesa incapaz de ejercer el puesto? ¿O acaso es una excusa y hay algo más que no sabemos?

Si efectivamente los motivos son de salud (recuerden que el INE ya mintió una vez), negarle la posibilidad de renunciar a un enfermo es inhumano y el presidente debería saberlo porque lo vivió. También dice muy mal del gobierno contratar a personas que declaran no ser capaces físicamente de hacer el trabajo.

Para sembrar más dudas sobre este caso, la viceministra de Comunicación dijo que tras recibir la carta, el presidente “le ratificó su confianza” al director del INE, dejando entrever que además de cuestiones de salud, hay un tema de (des)confianza en juego. Para rematar, al día siguiente se cambió a la cabeza del Ministerio de Planificación, otro actor clave en la realización del Censo.

La crisis institucional del país ya es muy profunda como para horadarla aún más con mentiras y situaciones confusas. Es inevitable que uno se cuestione: si chambonean en cosas tan simplonas como esta, cómo se estarán haciendo las cosas de mayor complejidad.

Pese a todo lo embarrado, siempre hay la posibilidad de rectificarse. Si Arandia está enfermo y es incapaz de ejercer el cargo, su renuncia debe ser aceptada. Si las causas de su dimisión son otras, el tema debería ser aclarado públicamente. La confianza no se consigue repitiendo hasta el cansancio que todo está garantizado, sino con una gestión eficiente y transparente. 

María Silvia Trigo es periodista



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