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11/03/2024
La aguja digital

Jorge Sanjinés: Destejiendo la historia

Patricia Flores
Patricia Flores

La filmografía de Jorge Sanjinés se despliega como un aguayo meticulosamente tejido con los hilos de nuestra memoria colectiva, develando las paradojas desgarradoras de la historia boliviana, con sueños compartidos en los que se entrelaza y fragmenta la persistente colonialidad que aún nos atraviesa.

Sanjinés nos coloca frente al espejo reflejando los desencuentros identitarios y las permanentes tensiones que nos atraviesan en medio de las nacionalidades oficiales y las clandestinas. Su narrativa cinematográfica amalgama la cosmovisión andina con las prácticas sociales comunales, revelando la esencia de nuestra existencia y su desarticulación, con búsquedas y resistencia en un mundo en constante cambio.

El 28 de febrero el presidente Luis Arce le otorgó el Cóndor de los Andes en el Grado de Caballero, la máxima condecoración que otorga el Estado, en reconocimiento a su aporte desde el arte a la visibilización de lo indígena y la lucha del pueblo con producciones como Ukamau (1966), El coraje del pueblo (1971) y Nación Clandestina (1989) entre tantas otras.

En su última obra, Los viejos soldados, Sanjinés nos introduce a otro capítulo doloroso de nuestra historia, el Infierno Verde del Chaco, escenario de una guerra fratricida en la que dos pueblos se enfrentan por intereses transnacionales; en medio del horror bélico, nos sumerge en las repercusiones sociales del conflicto, desentrañando los abismos entre las clases sociales, pero al mismo tiempo arrojando luz sobre la humanidad, la solidaridad y los lazos irrompibles que se forjan en la adversidad.

Una obra fiel al compromiso social de Sanjinés, a su cine revolucionario y su lucha por la defensa de los pueblos andinos resuena con fuerza provocando una relectura a la contienda del Chaco, en la que teje con maestría los hilos de la memoria colectiva, dando vida a personajes y escenarios que resuenan con la esencia de nuestra identidad.

La producción de Los viejos soldados es un microcosmos de la propia película, con un equipo extraordinario para un inmenso despliegue de producción, en el que participaron centenares de personas, y como en tantas otras producciones, contó con el talento y el compromiso de César Pérez en la fotografía, Cergio Prudencio en la música, Guillermo Palacios en el sonido, Milton Guzmán en la coordinación y la impecable producción de Mónica Bustillos Troche, entre otras destacadas figuras de la producción audiovisual, que nos sumergen en el sofocante Chaco boreal, paradójicamente bello en sus atardeceres. Un trabajo arduo de casi cinco años, marcado, además, por las dificultades producidas por la pandemia.

Mi acercamiento a Sanjinés se entrelazó de manera fortuita; las primeras hebras se tejieron a través de mis encuentros con Beatriz Palacios, no solo compañera de vida de Sanjinés, sino una gran investigadora social, cineasta y prodigiosa productora creativa, que durante más de dos décadas desplegó su vida y minuciosa destreza para impulsar al Grupo Ukamau.

Eran los años 90, Beatriz se encontraba inmersa en la producción de la película Para recibir el canto de los pájaros. Tuve el privilegio de estar cerca, conociendo sus investigaciones sobre la diversa iconografía andina impresa em los textiles, y pude presenciar cómo las figuras aladas de los tejidos jalq’a cobraban vida en la producción de la película, e incluso algunas futuras escenas de ese reflejo doloroso e incómodo de la colonialidad atávica, incluida la interna y las “paradojas señoriales”.

Cuando Los pájaros iban a emprender su vuelo por las salas de cine, Beatriz y Jorge me confiaron una misión crucial: el lanzamiento y estreno de la película en Santa Cruz, incluyendo el diseño de la promoción visual.

Para recibir el canto de los pájaros me abrió las puertas al universo de Sanjinés y Beatriz Palacios, a ese espacio intimo en el que se gestaba su cine, con su compromiso social inquebrantable y su mirada profunda sobre la realidad boliviana, que me cautivó y me desafió a reflexionar sobre mi propia identidad y mi lugar en el mundo.

Colaborar con Jorge y Beatriz en el lanzamiento de Los pájaros marcó un antes y un después en mi vida. Más que un proyecto profesional fue un viaje de aprendizaje y crecimiento personales. Me encontré con la pasión y el compromiso inquebrantable de ambos por el cine como herramienta de transformación social.

Fui testigo del apasionado trabajo de Beatriz, no solo en la producción y gestión del Grupo Ukamau sino también en sus proyecciones para vislumbrar las resonancias que podría tener la Fundación Grupo Ukamau como una instancia de formación cinematográfica.

Beatriz anhelaba que jóvenes indígenas y de sectores populares se convirtieran en cineastas. Con enorme tenacidad desplegó sus esfuerzos para que varios jóvenes estudiaran en Cuba. Además, impulsó una serie de talleres de formación en diversas áreas.

Hoy Los viejos soldados lleva consigo el espíritu de Beatriz, lo pude sentir, en cada escena; su pasión y dedicación resuenan como un eco inspirador…

¡Y más que merecido está el Condor de los Andes para el maestro que dio todo por este país que suele olvidar a sus imprescindibles viejos soldados!

Patricia Flores Palacios es comunicadora y feminista queer.



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