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Con la boca abierta | 07/04/2024

El País de España llora por el fracaso de la izquierda progre

Sonia Montaño Virreira
Sonia Montaño Virreira

Un artículo firmado por Fernando Molina, corresponsal en Bolivia de El País de España, convierte en noticia un hecho poco relevante como es que “las izquierdas latinoamericanas intentan sin éxito reunir las dos alas enfrentadas del Movimiento al Socialismo en Bolivia”. Hace poco, representantes del Grupo de Puebla –autodenominado como de “izquierda progresista”, lo que sería una tautología de no ser lamentable su necesidad de un adjetivo– visitó Bolivia para invocar la unidad de los hoy peleados Evo Morales y Luis Arce. ¿A quiénes les interesa que tenga éxito el padrinazgo de Alberto Fernández, un perdedor que casi da pena, del exmetrosexual Rodríguez Zapatero y del cuestionado Ernesto Samper?

En un contexto de crisis y derechización en varios países, precedido por fracasos electorales de esa izquierda “progre”, todos ellos deberían estar calladitos. El Grupo de Puebla, que ha apoyado a Morales en las buenas y en las malas, ha sido incapaz de una autocrítica sobre las razones que han llevado al avance de las derechas; estas tuvieron el camino abonado por la corrupción, la violación de los derechos humanos, la destrucción de las instituciones y la pérdida de independencia de los movimientos sociales bajo administraciones “progresistas”.

La nota de El País que comentamos omite mencionar –cosa frecuente en su autor– hechos de mayor importancia y que van más allá de la plegaria a favor de la unidad de los peleados, a quienes ni los cubanos fueron capaces de reconciliar. Bolivia es la última causa “buena” para estos padrinos, que tendrán que interponer sus buenos oficios en defensa de Arce y Morales –varios casos ya están en la justicia internacional– además de consolar a este último por las maldades de “una mujer (que utilizan) para destruirme” (sic). Esa mujer, cuyo nombre no se dice, es Gabriela Zapata, aquella joven militante de las juventudes masistas a quién Morales sedujo y que hoy está convertida en una paria.

Zapata tiene todavía mucho qué contar. No es la que agita ya las hormonas amazónicas de Juan Ramón Quintana ni la responsable de los negociados con la china CAMCE, que incluyen los fracasado proyectos de la fábrica de azúcar en San Buenaventura, la construcción de la vía férrea Montero-Bulo Bulo, la construcción de la represa de Misicuni y la adquisición de equipos de perforación para YPFB. Hoy se la acusa de trata y tráfico de su hijo.

Para Molina, lo novedoso es la frustrada intervención del grupo de Puebla entre Morales y Arce, mientras pasa por alto las verdaderas razones –no sólo legales– por las que Evo no debiera ser candidato. La primera es su repostulación en 2009 con el argumento ridículo de que Bolivia se estaba refundando y por lo tanto todo lo ocurrido hasta el cambio de nombre del país como Estado Plurinacional borraba la historia anterior. Quieren olvidar que luego de fuertes conflictos se acordó incluir en la Constitución la reelección presidencial por una sola vez y que el mandato de Morales de ese entonces (2006-2010) contaba como su primer período. Es claro que la letra de la Constitución no prohíbe la elección discontinua, pero también lo es que él ya la violó una vez. Y para nuestra pena, los constituyentes no dijeron que un fugado no puede ser candidato a presidente…

Las otras razones incluyen su incumplimiento del referéndum, que le dijo NO a la reelección a pesar de que en conferencia de prensa, el candidato reconoció la derrota y prometió respetar los resultados. También está la sistemática destrucción de las instituciones, que ha puesto fin a la separación de poderes; la violación de los derechos humanos, especialmente los indígenas; las existencia de más de cien presos políticos y la degradación de todos los símbolos con los que anunciaba gobernar.

Los amigos progres del MAS y el corresponsal de marras no hablan de lo que debería importar, como son los magros resultados en igualdad, desarrollo productivo y creciente destrucción del medioambiente en Bolivia, además de la inocultable alianza del Gobierno con la minería ilegal. A los viejitos de Puebla eso no les importa, pero tal vez el corresponsal, que goza de buena salud, podría incluirlos para dar un poco más de contexto a las noticias que lo entusiasman.

Todavía espero que el poco probable abrazo de reconciliación entre los dos bandos del MAS no sea la noticia que cubra de humo la realidad boliviana, que es más dramática que el fracaso de unos visitantes que no eran bienvenidos.



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