La República Bolívar ya había nacido a la vida jurídica. El Decreto de 9 de febrero de 1825, dictado por el Mariscal Antonio José de Sucre, dio paso a que una Asamblea Deliberante decidiera el futuro de las provincias del Alto Perú. Los diputados instalaron sesiones a fines de julio de ese año y el 6 de agosto declararon la independencia. En otra solemne sesión del 11 de agosto crearon la nueva república a la que bautizaron con el nombre de Bolívar, en homenaje al Libertador.
Los acontecimientos políticos no se detendrían, el recopilador Vicente Lecuna transcribe la sesión de la Asamblea de 20 de agosto de 1825 elaborada por el Redactor Oficial en los siguientes términos: “aprobada la sesión anterior propusieron los señores Eyzaguirre y Gutiérrez que estando como estaba el congreso convencido de la filantropía y patriotismo de S.E. el Libertador, se le pidiera por parte de la Asamblea, que sobre las bases de la independencia y naturaleza del gobierno declaradas en la República Bolívar, se sirva presentar a la misma asamblea una constitución, hija de sus luces y experiencia, para que discutida y sancionada por ella, haga la dicha de la república”.
Ese mismo mes de agosto Simón Bolívar ya se encontraba en territorio de la naciente república que llevaba su apellido. Cruzó a caballo por el Desaguadero, “… las poblaciones en masa salían a recibirlo, el Libertador se dirigió a La Paz y de allí a Potosí donde cumplió su promesa de subir al cerro para enarbolar en él la bandera de la libertad”, relatan los historiadores José de Mesa y Teresa Gisbert. El 3 de septiembre llegó Bolívar a Chuquisaca recibiendo homenajes de toda naturaleza. En la Asamblea el ánimo era exultante. El Libertador, a quien la propia asamblea había designado Presidente de la República, se hallaba en el epicentro de la ciudad que fue sede de la Audiencia de Charcas en la etapa colonial.
Volvamos a la sesión de 20 de agosto. Luego de una amplia discusión los diputados aprobaron pedir al Libertador que presente a consideración de la Asamblea un proyecto de Constitución y que, una vez presentada, sería la Asamblea la que aprobaría o rechazaría la norma constituyente, luego de examinarla. Estaba claro que la figura política de Bolívar era de tal magnitud que los diputados o asambleístas requerían de su concurso para dotar al nuevo Estado de una Constitución Política, es decir de una norma suprema que organizara a la república como lo había hecho Francia después de la Revolución de 1789 y Estados Unidos cuando se independizó de Gran Bretaña en 1776. La decisión de la Asamblea fue comunicada al Libertador en cuanto llegó a la capital chuquisaqueña, ahora convertida en la cuna de la libertad republicana.
El 6 de octubre de 1825 se disolvió la Asamblea General del Alto Perú, como está confirmado en el archivo de sesiones que recopiló Vicente Lecuna y que transcribe “… habiendo decidido libremente sobre su suerte, adoptado la forma de su gobierno y llenados los objetos a que fue convocada por decreto de 9 de febrero y 16 de mayo últimos, ha venido en decretar y decreta lo siguiente: 1º .- La asamblea se declara disuelta”. Sin embargo, la Asamblea decidió nombrar a cinco diputados, uno por cada departamento, para que conformaran una comisión llamada Diputación Permanente. Este cuerpo deliberante había cumplido con creces sus más caros objetivos y al disolverse daría paso a otra etapa en la construcción del naciente estado.
Un mes antes de dejar Chuquisaca, Simón Bolívar en su calidad de Libertador de Colombia y del Perú y, al mismo tiempo, Presidente de la nueva república, emitió un decreto de 35 artículos con el objetivo principal de convocar a elecciones para una Asamblea Constituyente, la que se instalaría al año siguiente, 1826. El Decreto dictado el 26 de noviembre de 1825 expresa que la Asamblea General creo el nuevo Estado “carecía de facultades para poder constituir a la (…) república boliviana”, es decir que no tenía la cualidad de ente constituyente. La parte considerativa de ese célebre decreto firmado por Bolívar expresa: “He venido en expedir el siguiente reglamento provisional de elecciones de diputados para la asamblea general constituyente de la decretada república boliviana, que debe instalarse el 19 de abril de 1826 en la capital del departamento de Charcas”.
Bolívar dejaría Chuquisaca y partiría nuevamente al Perú, no sin antes emitir dos decretos fechados el 29 de diciembre de 1825. Uno de ellos dispuso la delegación de todas sus facultades a favor del gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre; el otro ordenó que la Asamblea General Constituyente se reúna el 25 de mayo de 1826 para considerar y aprobar la Constitución Política del Estado.
Al año siguiente, precisamente el 25 de mayo, desde Lima, el Libertador envió el proyecto de Constitución que la extinta Asamblea Deliberante le había solicitado. El 14 de junio de 1826 el texto fue recibido en Chuquisaca. Unos días después, el 12 de julio, la Comisión de Negocios Constitucionales presentó su informe al seno de la Asamblea Constituyente que, reunida en Chuquisaca, inició la discusión del proyecto elaborado por Simón Bolívar que aprobaría meses después con escasas modificaciones. En efecto, el 6 de noviembre de 1826 la Asamblea Constituyente sancionó el texto constitucional y el 19 del mismo mes el Mariscal Antonio José de Sucre promulgó la primera Constitución de la República boliviana, nombre que se utilizaría en lo sucesivo para designar al estado que inicialmente nació con la denominación de República Bolívar.
En un siguiente artículo expondré el contenido jurídico más relevante de esa primera Constitución, que se conoce también como la Constitución bolivariana.
Walker San Miguel es abogado.