Atún con té verde

El Internet puede convertirse en un medio de alto riesgo en la medida que muchos bulos y mitos corren sin ningún control. Muchos dicen tener curas milagrosas y entre ellas, se ofrece la manera de cómo reducir la contaminación por mercurio por ingesta de peces marinos.

El atún y las sardinas en lata, alimentos que además de aportar proteína de manera rápida y fácil para alguna receta, son de alto consumo entre las personas que mantienen hábitos alimenticios sanos. Por esta razón, puede que a varios les preocupe el tema de la bioacumulación del mercurio.

Hace unos días, llegué a enterarme que existe un nuevo bulo corriendo entre las comunidades fitness, sugiriendo que para evitar ingerir mercurio con el atún enlatado, se debería “lavar” este con té verde, ya que el mismo llegaría a bloquear de alguna manera el metal, evitando así que usted ingiera el mismo al momento de consumir el alimento. No solo solté una carcajada, pero estos bulos me confirman que la población en general no aprendió lo más básico de química desde el colegio.

Debido al actual conflicto que existe en Bolivia con la explotación minera y el uso imprudente de mercurio, es que nos queda claro en general que este elemento químico es de riesgo para la salud humana y por ende afecta a otros organismos en cualquier ecosistema. Este elemento ha sido encontrado en el río Pilcomayo y junto con el cadmio y plomo, es la causa de afecciones en pobladores que habitan alrededor de este río.

La bioacumulación es el proceso de acumulación de sustancias químicas en organismos vivos. A medida que se avanza en el nivel trófico en la cadena alimenticia, la concentración de la sustancia se incrementa, lo cual puede repercutir en distintos tejidos u órganos del cuerpo humano. Durante el desarrollo prenatal, una alta exposición al mercurio, puede causar trastornos neurológicos como parálisis cerebral, microcefalia, deficiencias en la motricidad gruesa y mental, ceguera y hasta coma. En niños y adolescentes, el mercurio afecta la división celular y por tanto también puede afectar en el sistema nervioso, entre otros daños.

¿Cómo podemos desintoxicarnos de esta sustancia química? En estos tiempos está de moda invocar jugos milagrosos e infusiones que lo vayan a desintoxicar a uno. Debido a que el mercurio está presente no solo en los alimentos, existe una concentración que no representa un riesgo preocupante. Arriba de los 15 ng/ml, recién podríamos considerar que es necesario aplicar algún procedimiento para tratar de remover este elemento del organismo.

El cuerpo humano está diseñado para filtrar y expulsar sustancias tóxicas del organismo, con ayuda de los riñones y el hígado. Mientras estos órganos estén en correcto funcionamiento, el organismo es capaz de eliminar toxinas de manera efectiva, incluido el mercurio extra a través de la orina y heces fecales.

Niveles más altos como 50 ng/ml sí van a requerir una terapia de quelación.  Se aplica un aminoácido sintético llamado EDTA (Ácido Etileno Diamino Tetracético), que atrapa metales pesados, tales como el plomo, aluminio, cobre, cadmio y arsénico. Estos pasan por los riñones y se eliminan junto con el exceso de calcio. Al respecto, se ha encontrado que las catequinas (antioxidantes) del té verde, en algunos casos sí han favorecido la eliminación de elementos como el mercurio, pero no enjuagando los alimentos, sino mediante su consumo.

De allí se desprende la recomendación general de que una alimentación variada, con alta ingesta de fibras vegetales, consumiendo más líquidos como agua o té verde, pueden ayudar en gran medida a nuestros filtros incorporados y así eliminar toxinas que podemos ingerir. Pero las soluciones mágicas no existen. Menos bulo, mejor alimentación y a repudiar menos la química en nuestro cotidiano vivir.

Cecilia González Paredes M.Sc.