¡Estaré aquí mañana! Es la
traducción de Ero cras y se refiere a Dios hecho humano que llega el 25. A
partir del 17 hasta el 23 de diciembre se recitan y reflexionan las Antífonas O.
Cada antífona es uno de los nombres de Cristo, uno de sus atributos y refieren a las profecías de Isaías sobre la venida del Mesías. Al final, se forma un acróstico: Ero Cras. En latín, esto significa “seré mañana” o “vendré mañana” y constituye una respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.
Durante los últimos días, no dejó de molestarme un tema que por esta situación del virus y demás, volvió a salir con mucho ímpetu. El tema de los carnavaleros y el hecho que dicen que bailan por devoción. ¿Qué devoción es aquella que logra que gasten un buen monto de dinero no en caridad sino en una bacanal?
No faltará el ultra liberal que me dirá que gastan su dinero como mejor les parece. En efecto, eso ya es su problema, pero no deja de ser molesto que se escuden en la fe católica para sus banalidades.
Y acá viene el punto que si quieren realmente ser devotos de la Reina del Cielo, deberían empezar por educarse sobre la Verdadera Devoción a la Virgen María. De hecho, existe un tratado al respecto de San Luis María de Montfort.
El tratado va enseñando poco a poco como uno debe ser dócil a Dios, confiar en Su Providencia como lo hizo María, una mujer sencilla y humilde que no pensó llegaría a ser el cofre donde Dios daría forma a su Hijo.
Al consagrarse uno a María, lo hace también a Cristo. Porque allá donde está la Madre, está el Hijo y viceversa. Al conformar y buscar imitar las virtudes de esta Reina, es que podemos entender y aceptar los regalos de Dios en nuestra vida, y ser recíprocos con tales bendiciones y gracias.
Como la falsa y errónea devoción a María en una entrada de carnaval, así también ya se deformó lo que es la Navidad o nacimiento de Nuestro Señor. La Navidad como tal, no gira en torno a un árbol o una mesa de comida y mucho menos en cuántos regalos que uno da o recibe. Ya inmersos en un frenesí de apariencias y simple consumismo, pocos son los que se acuerdan de contemplar la verdadera razón de la Navidad.
En Adviento y hasta el 23, tenemos diversas devociones que nos sirven para pasar este breve momento de penitencia y recogimiento, previa la celebración del nacimiento del que llega a salvar nuestra vida. No como los caudillos revolucionarios o líderes despistados que caen en corrupción y demás perversiones.
Existe una corona de San Andrés, que desde su fecha el 30 de noviembre hasta el mismo 24, se recita 15 veces. La oración hace referencia al nacimiento de Jesús de la Virgen María en una fría noche de invierno. Esa breve oración, nos cuestiona como un Dios Todopoderoso, se hace el más pequeño para que ni uno solo se pierda.
Otra bella práctica que sucede en el Adviento son las Misas Rorate. Se celebran al amanecer, en espera de la Luz que se hizo hombre y nació en Belén para dispersar las tinieblas. Se celebra con el templo a oscuras e iluminado solo por velas en el altar y las que llevan los fieles.
Pero estas devociones y piedades, lamentablemente han sido dejadas de lado hasta por los mismos sacerdotes que deberían enseñarlas a los fieles. No se puede esperar otra cosa, si en vez de educar en la fe, están alentando las “devociones” carnavalescas y más. Seamos congruentes con lo que celebramos y quizás, este año, sea una oportunidad más, para que su vida se vuelva un pesebre, donde el Rey del Universo pueda nacer y brindarle las Gracias que su vida necesita.
No disimules con oropeles y sonrisas huecas. Quien reposó en un pesebre desea recostarse en tu pobreza y debilidad humildemente reconocidas.
Santa Teresa de Jesús
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología