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Huella Digital | 17/07/2019

Adversidades inesperadas para el MAS

Ricardo Calla O.
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La lucha electoral en Bolivia está a punto de comenzar. Los principales contendientes –el oficialista y autoritario MAS y la opositora y democrática CC– preparan sus listas de candidatos para el Senado y diputaciones bajo la presión de un contexto con adversidades y oportunidades para los dos bandos. 

Adversidad para el MAS: la renuncia de Edwin Rodríguez a la candidatura vicepresidencial del MDS de Rubén Costas y Oscar Ortiz, que daña en algo o en mucho –es aún prematuro pronosticar nada con demasiada certeza sobre un proceso electoral que todavía tiene tres largos meses de recorrido– la fuerza de Ortiz para restarle votos opositores a Carlos Mesa y, por esa vía, mejorar las posibilidades del MAS de ganar la presidencial en octubre. El duro golpe que ha sufrido Ortiz con la renuncia de Rodríguez ha puesto de cabeza a los estrategas del MAS ya que la ayuda que le significaba a Evo Morales tener a un Oscar Ortiz activo y dinámico, restándole a Mesa cerca del 10% de la votación opositora, ahora se ha descalabrado parcialmente. 

La posibilidad de que la candidatura de Ortiz se derrumbe y que el 10% de este candidato pase a engrosar el voto de Mesa ha generado pánico en el Palacio Quemado. Se informa de intensas y tirantes reuniones en la plaza Murillo, a altas horas de la noche o muy temprano en la madrugada, y de ministros estresados que entran y salen del edificio gubernamental con mandados de urgencia para reunirse con potenciales candidatos al Senado y diputados con algún perfil capaz de sumarle votos a un Evo Morales ahora fragilizado. 

Evo Morales estaría muy preocupado y comienza –informan desde dentro del Palacio– a maltratar con su mal humor a sus emisarios: la pesadilla para el MAS de que al potencial de voto de Mesa se le sume siquiera un 5% o, peor, el 10% del voto de Ortiz, ronda en el aire. 

Primero, es obvio que como la campaña presidencial de Mesa ha comenzado recién a desplegarse es de prever que de aquí en adelante el potencial de voto a favor de Mesa comience a escalar desde el alrededor del 30% en el que se ha mostrado estacionario en el último año. 

Con la presentación pública de las nueve principales candidatas a senadoras de Comunidad Ciudadana, el lunes 15 de julio reciente –una propuesta electoral que con seguridad le ha de sumar a Mesa parte de la votación femenina hasta hoy indecisa–, la campaña de CC finalmente ha entrado al ruedo. 

Un previsible aumento del voto hasta más o menos el 35% para Mesa era de esperarse como efecto normal de la campaña que se ha venido preparando para los siguientes tres meses. Sin embargo, ahora que el binomio Ortiz-Rodríguez se ha fracturado, la pesadilla de que Mesa se acerque al 40% o lo supere empieza a atormentar al MAS. Quizá ahora, con el descalabro sufrido por Ortiz, la segunda vuelta sea inevitable en la siempre algo imprevisible Bolivia.

Tan grave parece ser el pánico del MAS que sus estrategas han pasado a poner en marcha todo un operativo para resolverle los problemas a la candidatura de Ortiz. Oscar Ortiz, para el MAS, necesita un candidato vicepresidencial que cubra y remedie inmediatamente el vacío y el daño provocado a la candidatura de Bolivia Dice No. Asombrosamente, el MAS ha pasado él mismo a buscar dotar a Ortiz de un candidato vicepresidencial con supuesta capacidad de reemplazar a Rodríguez y apuntalar el esfuerzo electoral del MDS. Así, como quién nada hace, el propio Víctor Borda, presidente de la cámara de diputados, empezó a respaldar a Rafael Quispe como un posible candidato vicepresidencial para Ortiz, luego de que el diputado de UD Wilson Santamaría lanzara, el fin de semana último, la misma idea.

Aún más llamativamente, la impetuosamente oficialista periodista Susana Bejarano, en su programa televisivo Esta Casa no es Hotel del domingo 14 último, no pudo contenerse y se lanzó a promocionar a Quispe como candidato vicepresidencial de Ortiz. Poco menos que forzó a sus invitados a discutir sobre las adecuadas perspectivas de Quispe para llenar el vacío vicepresidencial. Bejarano incluso dio a entender que el Tribunal Supremo Electoral no necesariamente irá a cerrarle el paso a Quispe como posible sustituto de Rodríguez. 

Si Oscar Ortiz le acepta este favor al MAS, habrá sin duda hecho un “pacto con el diablo” –un acuerdo explícito con el MAS– que no podrá ocultar. Para Rubén Costas y Oscar Ortiz ha llegado la hora de enfrentar su imagen como opositores al MAS en el espejo de la realidad.

Ricardo Calla Ortega es sociólogo.

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