Una buena noticia que no apareció en los titulares

En un mundo donde las malas noticias a menudo acaparan los titulares, las buenas noticias merecen ser celebradas. La científica mexicana Eva Ramón Gallegos ha logrado un avance histórico al eliminar el agente patógeno que causa el cáncer cérvico-uterino utilizando una innovadora terapia fotodinámica. Este logro, monumental, ofrece esperanza a cientos de miles de mujeres que enfrentan una de las principales causas de muerte en América Latina.

La terapia fotodinámica para eliminar el virus del papiloma humano es revolucionaria porque ataca directamente la causa del cáncer cérvico-uterino, con menos daño a tejidos sanos y pocos efectos secundarios. Es más segura y menos invasiva que la quimio o radioterapia, además de ser potencialmente más accesible y económica, ideal para prevenir y tratar lesiones tempranas, especialmente para mujeres con recursos limitados.

En Bolivia, el cáncer uterino es también una de las principales causas de mortalidad materna, que se cobra la vida de cuatro a cinco mujeres cada día, unas 1.600 al año, cuyas edades están entre 34 y 65 años, la mayoría en situación de pobreza y pobreza extrema.

Tenemos mucho por aprender de México y su apuesta decidida por una educación estatal de calidad. Eva Ramón Gallegos, originaria de San Juan Bautista, Tuxtepec, Oaxaca, es un brillante ejemplo de ello. Con una impresionante trayectoria en nanobiotecnología y ciencias biomédicas, parece salida de la ciencia ficción: su técnica ha logrado erradicar al 100% el Virus del Papiloma Humano (VPH), ofreciendo esperanza a millones de mujeres en todo el mundo ante la maldición del cáncer y el calvario que diariamente viven miles de miles de mujeres y sus familias.

En 2019 esta médica fue incluida entre las “100 mujeres más poderosas de México” de la revista Forbes por su capacidad para impulsar cambios determinantes en la salud y la ciencia. Como profesora e investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, se ha dedicado a la investigación de tratamientos para erradicar el cáncer cérvico-uterino causado por el virus del papiloma humano (VPH). Sus aportes han sido reconocidos con múltiples galardones, desde la Medalla al Mérito en Ciencias y Tecnología de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México a reconocimientos de la comunidad científica o la industria farmacéutica de su país.

Desde temprana edad, Eva se sintió atraída por los desafíos de la ciencia. Su pasión comenzó en secundaria durante un taller de electricidad, y sus maestros de biología ampliaron su amor por el campo científico. Ella misma recordó que deseaba abrir su propio laboratorio en su pueblo natal para ayudar a las personas. La muerte de su tía abuela debido al cáncer y el impacto en su familia la motivaron a prepararse aún más y a no detenerse en su búsqueda de soluciones. A lo largo de dos décadas ha estudiado el efecto de la terapia fotodinámica en diversas neoplasias, crecimiento celular descontrolado.

Y aunque las comparaciones suenen odiosas e innecesarias, si Bolivia apostara de manera decidida por una educación de calidad, anclada en la ciencia y la tecnología, sin desmerecer prácticas ancestrales, el país podría, al menos, contar con un sistema de salud pública digno y con personal actualizado, capaz de combatir enfermedades y afrontar los desafíos más críticos del país, como el de la mortalidad materna.

La prensa mexicana continúa destacando el impacto del hallazgo de la científica, que no sólo es revolucionario en el ámbito de la salud, sino que responde al apasionamiento de Eva Ramón desde adolescente, por aportar y ser parte de las soluciones en una lucha cotidiana.

“Se debe hacer un gran trabajo para concientizar y educar a la sociedad, pues todavía hay comentarios como ‘esa carrera no es para mujeres’ o profesores que expresan ‘o te casas o te quedas a trabajar’, cuando ambas cosas no están peleadas. Hay ciertas trampas para escalar en los puestos, como exigir disponibilidad para viajar, sabiendo que una mujer embarazada o con hijos pequeños no podrá hacerlo. Creo que lo hacen a propósito, y es algo que debe de trabajarse de manera integral”, destaca Eva Ramón.

Y recogiendo las palabras de la científica, sólo la educación logrará hacer un cambio en la vida de las niñas y como la científica remarca: “Sí, es necesario hacer campañas constantes, no solo en el Día de la Mujer o el Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia. Se necesita un programa que permee en las escuelas y mucha promoción en radio y televisión para que los padres vean que sus hijas pueden lograr lo que sea y que no necesitan ser varones para tener una carrera; y que valemos lo mismo”.

En Bolivia, donde las brechas de género aún son profundas, es urgente que sigamos el ejemplo de México y su sistema educativo estatal, y claro, de mujeres como Eva Ramón Gallegos. Que nuestras niñas sueñen sin límites, que la educación sea la luz que guíe sus pasos y que cada una de ellas pueda decir con firmeza: “Si ella puede, yo también”. Porque en cada rincón urbano o rural, hay una niña esperando descubrir su potencial para cambiar el mundo.

Patricia Flores Palacios es magister en ciencias sociales y feminista queer.