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Filia Dei | 07/09/2024

Segunda carrera profesional

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

Siempre me pregunté si era tan fácil hacerlo y aún más, ¿es necesario?

La tendencia de algunos jóvenes en Bolivia a optar por estudiar dos carreras, a veces relacionadas y otras completamente distantes, en vez de enfocarse en un posgrado, refleja una compleja realidad educativa y social. Esta preferencia puede ser vista como una búsqueda de versatilidad en un mercado laboral cada vez más escaso, donde la especialización es valorada, pero también se reconoce que tener múltiples habilidades puede ofrecer ventajas.

Sin embargo, esta elección plantea interrogantes sobre la calidad de la educación que estos jóvenes están recibiendo. En muchos casos, las universidades en Bolivia enfrentan desafíos significativos en cuanto a recursos, infraestructura y calidad docente. La decisión de estudiar dos carreras podría ser un intento de compensar estas deficiencias, buscando ampliar sus horizontes laborales. No obstante, esta estrategia puede resultar contraproducente si el enfoque se dispersa y no se logra una formación profunda en ninguna de las áreas elegidas.

La opción de un postgrado de excelencia, que podría proporcionar una educación de calidad y abrir puertas en el ámbito internacional, parece ser subestimada. Muchos jóvenes podrían no estar al tanto de las oportunidades que ofrecen las becas y programas de intercambio, que les permitirían acceder a una formación superior en instituciones reconocidas fuera del país. La falta de información y orientación adecuada sobre estas oportunidades puede ser un factor que influya en su decisión de optar por múltiples carreras en lugar de profundizar en una sola.

Además, hay un componente cultural que no se puede ignorar. En Bolivia, la educación se percibe a menudo como un medio para obtener un estatus social y económico. La idea de tener varios títulos puede ser vista como un símbolo de éxito, aunque la realidad del mercado laboral no siempre respalde esta percepción. Esto puede llevar a una sobrecarga académica que no necesariamente se traduce en mejores oportunidades laborales.

Es crucial que tanto las instituciones educativas como los jóvenes reconsideren sus prioridades. Fomentar una cultura que valore la especialización y la excelencia académica podría ser más beneficioso a largo plazo. Las universidades deben trabajar en mejorar la calidad de sus programas y en brindar información clara sobre las opciones de postgrado y las oportunidades que existen en el extranjero.

Recuerdo cómo muchos de mis compañeros de colegio tenían tiempo de sobra en sus años universitarios, tal es que las salidas de fin de semana a bolichear no faltaban. En mi caso, estudiar en el exterior significó no tener tiempo más que para preparar las tareas e investigación para los informes y estudiar constantemente; el cuento de “una noche antes” es imposible con el nivel de exigencia.

Quizás por eso prepararme para un examen estandarizado como el GRE, necesario para el posgrado en Estados Unidos, fue posible de lograr en solo un mes. Hacía el final de mi carrera de pregrado, tuve un trabajo de medio tiempo en la universidad. Si bien ya me había acostumbrado a la carga de estudio, igual encontré este desafío arduo de lograr. Por eso siempre me dio curiosidad como logras sacar dos carreras… y la única respuesta es que el nivel de estudio no se acerca al que yo pude experimentar.

Es aconsejable un cambio de enfoque que promueva la especialización y la calidad, para que los jóvenes puedan realmente beneficiarse de su educación y alcanzar sus metas profesionales en un mundo cada vez más globalizado.




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