El término radiactividad fue acuñado a finales del siglo 19, precisamente por Maria Sklodowska. En 1895 se casa con Pierre Curie y su apellido cambia. Es la única mujer que ha ganado el premio Nobel dos veces y no por nada es llamada la “madre de la física moderna”.
Gracias al trabajo que realizó Marie Curie, junto a su esposo, es que se descubrió dos nuevos elementos químicos: el radio y el polonio (en honor a su patria Polonia). La técnica de los rayos X, la enseñó a otras personas y fue útil durante la Primera Guerra Mundial, al equipar camionetas con aparatos móviles para ayudar a los heridos. Eventualmente, logró convertirse en la directora del Instituto de Radio de París y fundó el instituto Curie.
Recuerdo que de niña, leí un libro de la colección Billiken (de los antiguos). Aún no entendía mucho sobre química o física, pero en ese entonces jugaba mucho con el microscopio que mi padre tenía en casa y las fotos que veía de ella trabajando en el laboratorio, me conectaron a imaginar lo que sería trabajar en un laboratorio, con toda suerte de equipo novedoso para hacer mediciones y observaciones.
Cuando me tocó llevar la materia de química, recuerdo que empecé a estudiar la tabla de los elementos químicos durante la vacación, emocionada porque ya empezaría a ver esta materia. La materia de física no parecía tan sencilla, sin embargo entender los conceptos básicos, me alentaba ya que pensaba que esta señora tuvo que pasar lo mismo para llegar a los avances que nos dejó.
Recuerdo que en la entrevista que tuve para ingresar a la universidad, me preguntaron qué personajes de la historia admiraba. Mi segunda respuesta fue Marie Curie. Si bien, no terminé en una carrera de química o física, el trabajo de esta mujer siempre fue un aliciente para optar por las ciencias naturales.
Más allá de su aporte científico, hay un rasgo que muchos parece prefieren pasar por alto. Marie Curie fue madre de dos hijas, a las que tuvo que criar prácticamente sola, luego que el esposo muriera en un accidente a los dos años de nacer su segunda hija. En los primeros años de su primera hija mencionó: “Así que la unión estrecha de nuestra familia me permitió cumplir con mis obligaciones”.
Las hijas se educaron en casa, de la mano de grandes científicos y no es sorpresa que la mayor siguiera los pasos de su madre. En 1935, Irène Joliot-Curie y su esposo Frédéric Joliot-Curie, obtuvieron el Nobel de Química por introducir la radiactividad artificial. Los hijos de esta pareja, también son destacados científicos. La hija menor Eva, optó por la rama de las artes y letras, convirtiéndose en una destacada reportera y escritora.
Ante imágenes de mujeres supuestamente empoderadas, que se comportan de manera agresiva y claman “muerte al macho”, mientras creen que un torso desnudo logrará algún cambio, se contrapone una mujer, madre y científica que mencionó: “Nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres, y no soy inferior a ninguno de ellos”.
Gracias a una mamá, que no se intimidó por los obstáculos, las envidias, las puertas cerradas y que afrontó todos estos sin victimizarse, hoy contamos con los rayos X, que tanto ayudan en el campo de la salud.
Hoy destaco la labor de muchas mujeres que no dejan de lado el cuidado de la familia, que logran ser madres innovadoras en familias originales, donde se estimula la curiosidad para aprender y comprender, no para conformarse con presunciones que pueden llevar al temor a través de mitos que se generan en torno a un sin fin de temas. ¡Felix matres dies!
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología