Ninguno de los binomios es plenamente satisfactorio. A pesar de tener cualidades muy positivas, todos tienen también graves falencias. Es urgente que se organicen debates para contrastar el carácter personal de cada candidato o candidata, la visión de país con la que gobernará, así como la competencia y honestidad de los entornos con los que propone ejercer su mandato.
Ningún binomio ha presentado listas de candidatos a senadores y diputados que se destaquen. Algunas candidaturas ni siquiera completaron la mitad de sus listas. El organismo electoral inhabilitó a 678 inscritos por no cumplir requisitos. Parece que algunas siglas se contentan con sacar unos pocos diputados, sin que les importe si al hacerlo dividen el voto anti MAS.
Ante semejante falta de seriedad, ¿qué podemos hacer los votantes? ¿Cómo lidiamos con candidaturas tan divisivas y poco potables? Hay dos respuestas. Una está basada en un buen deseo. La otra es práctica.
Hay quienes desean borrón y cuenta nueva. Quieren que se anule el proceso actual y se convoque a uno nuevo. Están convencidos que con el debido tiempo se mejorará la normativa electoral y se depurará el padrón. Solo entonces aparecerán nuevos y mejores candidatos presidenciales, nuevas y mejores listas parlamentarias, nuevas y mejores propuestas.
Algunos de ellos desean que el Tribunal Constitucional acepte la demanda que está en curso y postergue los comicios. Otros pueden pensar que un fuerte rebrote del virus impedirá la elección. Estas dos suposiciones son improbables, pero no imposibles. Pero si se dieran, no habría una nueva convocatoria a partir de cero. Solo se postergaría la fecha otra vez.
Incluso en el improbable caso de que se diera un total borrón y cuenta nueva, no está claro en cuánto tiempo y de dónde saldrían nuevos y mejores candidatos. Tan solo se abrirían algunos resquicios para aspirantes que han quedado fuera de la actual convocatoria.
Una nueva generación de políticos, una verdadera mejora de las reglas electorales y una total recomposición de nuestro deteriorado sistema político es algo que tomará décadas. Por más ganas que tengamos de que eso suceda de inmediato, el país no está dispuesto a esperar más de un año para elegir el próximo gobierno.
Pasemos a la respuesta práctica, la que parte de la suposición de que habrá elecciones el 18 de octubre bajo las actuales reglas y padrón, con los actuales binomios, con sus actuales listas parlamentarias y con propuestas que no responden a un país que se está haciendo pedazos por el virus, por la grave pérdida de ingresos y por el riesgo de brutales enfrentamientos.
A pesar de las vehementes exhortaciones de los más respetados editorialistas, columnistas y líderes de opinión, no parece probable que los candidatos que se oponen al MAS conformen un frente único. Tendrían que fundir sus listas de parlamentarios en una sola, dejando fuera de juego a cientos de sus propios candidatos a la Asamblea. ¿Alguien cree que harán eso?
El sector urbano que simpatizaba con Evo se está alejando del MAS debido a su mal disimulado capitaneo de feroces bloqueos a todo tipo de suministros, incluyendo los de urgencia médica. El Jefazo se hizo todavía más odioso con este sector por su abierta inclinación de solazarse con niñitas menores de edad.
Aun así, su binomio mantiene una sólida base rural que le garantiza un primer o al menos un segundo lugar en la primera de las dos vueltas que se anticipan. Ni por temor a eso sus principales oponentes están dispuestos a unirse en una sola candidatura. Queda claro que la unidad de la oposición al MAS está exclusivamente en nuestras manos.
Lo más realista es que votemos por quien esté en mejor lugar en las encuestas y le concedamos el llamado voto útil, así sea que esa persona suscite serias dudas como posible Presidente o Presidenta. Cuanto más numerosas, menos sesgadas y más precisas sean las próximas encuestas, tendremos mejores insumos para no desperdiciar nuestro voto.
La composición de la Asamblea se determina exclusivamente en la primera vuelta. El próximo gobierno no debe estar sujeto a sus caprichos como lo está el actual. Para no arrodillarse ante el MAS el próximo gobierno debe tener una mayoría, así sea apenas de la mitad más uno, en Diputados y en Senadores.
No podemos darnos el lujo de dividir nuestro voto entre candidatos que pueden gustarnos, pero están bajos en las encuestas. Tenemos que concentrar nuestro voto de la primera vuelta en el binomio con mejores posibilidades de pasar a la segunda vuelta y ser gobierno.
Para determinar cuál es ese binomio, los votantes debemos exigir varios debates bien organizados. Eso nos permitirá evaluar en qué lugar de las encuestas queda cada binomio después de cada debate. Nada está dicho todavía si es que hay buenos debates.
Esta sugerencia se aplica sobre todo al tercio de votantes que en la más reciente encuesta no se pronunció por ningún binomio. Este sector es el que decidirá cuál es el binomio ganador. La mayoría de estos votantes son personas con criterio. Ustedes son los que pueden seguir los debates con la debida atención y revisar las encuestas con perspicacia y objetividad.
Wálter Guevara es un inficionado a la filosofía.