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La aguja digital | 21/11/2023

¡Que la vergüenza cambie de bando!

Patricia Flores
Patricia Flores

“¿Qué diferencia hay entre tu trabajo y el mío?”, “si no hay trabajo no me queda otra”, “tenemos que salir a buscar el pan de cada día, como cualquier otra mujer, con dignidad y recobrando fuerzas, confiando en sus sueños, desafiando las adversidades de las realidades cotidianas”.

No es la voz en off, son las protagonistas de “Revolución Puta”, el reciente trabajo de María Galindo, son esas mujeres orilladas por una sociedad cimentada en las desigualdades, obligadas a la subsistencia, a aguantar la explotación; mujeres diversas y valientes que luchan por mantener a sus hijos y familias en medio del secretismo que obligan los estigmas, la condena o la lapidación social.

Son mujeres que resisten la condena social, la hipocresía de una sociedad, de un Estado y unas iglesias de doble moral, de pedófilos o proxenetas que explotan el cuerpo de las niñas, niños, adolescentes y mujeres, obesos de pornografía, que encubren el proxenetismo, la explotación sexual o el tráfico de mujeres y que al mismo tiempo condenan y estigmatizan a las mujeres en situación de prostitución.

Es una obra que nos enfrenta a los dilemas del consentimiento, del poder, de igualdad en derechos, de justicia desde la voz de las propias mujeres, diversas, imponentes, con valor y coraje que desde cada intervención nos interpelan: ¿Qué diferencia hay entre tu trabajo y el mío?

Las protagonistas son ellas y cada testimonio, cada intervención es un interpelación a una masculinidad polimorfa, machista, misógina y parafílica, que a lo largo del último siglo, particularmente, ha sido moldeada por el disciplinamiento de la pornografía, la industria del sexo y de la belleza; y paradójicamente devela un halo compasivo porque la desnudez de esos hombres deja también al desnudo su almas desamparadas, sus miedos angustiados o la fragilidad de sus soledades

“Revolución Puta“ es también una radiografía de las caleidoscópicas aristas sociales que se entremezclan en el trabajo sexual y que devela las distintas aristas de esos hombres, que detrás de su aparente poder, pagan por unas migajas de placer y que a cambio de su dinero buscan cobijo a sus inseguridades, a sus miedos. Son hombres diversos, que despojados de sus ropajes de poderes de papel se cobijan en el regazo de esas mujeres anhelando el cariño materno.

“Revolución Puta“ erosiona la masculinidad hegemónica, básicamente judeocristiana, que succiona no solo la belleza y el erotismo sino la vida de las mujeres para que los hombres compensen sus flaquezas, sus inseguridades y saboreen el poder de sentirse alguien en medio de la desnudez de sus cuerpos y de sus almas. Unos instantes de esplendor en medio del fetichismo seductor de unos tacos o portaligas, matizados por la luz neón al son de las “Kumbia Queers”, grupo musical argentino, y de la ultrafeminidad de esas mujeres, esas heroínas silenciosas que han enterrado el victimismo y que a mucha honra han conquistado la autonomía, no sólo económica.

he ganado mi lugar

no me importa el qué dirán

la policía me persigue

...el fiscal me vende

el juez me condena

el sistema me envenena

sabes que el mundo da vueltas

un día está arriba

y al otro día está abajo

quien me critica lo hace desde su comodidad

sin plata y sin trabajo quiero verte en mi lugar

… criminalizándome nada vas a ganar

“Revolución Puta” es otro de los giros epistémicos en la propuesta multifacética de María Galindo, es una obra audiovisual que se suma a una serie de trabajos que han irrumpido en el mundo del arte, que cuestiona y subvierte las narrativas hegemónicas sobre la sexualidad, el trabajo, el Estado y la identidad de las mujeres, particularmente que ejercen la prostitución. Galindo utiliza el lenguaje cinematográfico como una herramienta de intervención política y poética, desde una perspectiva crítica y despatriarcalizadora; otro giro epistémico propuesto hace más de una década y que le fue arrebatado por el proceso de cambio.

La propuesta de María reivindica la puta como una figura transgresora y revolucionaria, que desafía las normas morales, religiosas y estéticas impuestas por los sistemas de dominación.

Como remarca AraInfo, María construye una poética visual que no se ajusta a los cánones del cine comercial o artístico, sino que se adapta a las necesidades y posibilidades de cada contexto y para ello apela diferentes formatos y estilos, que van desde el documental al videoarte, pasando por la performance y la ficción. Su obra no busca ser exhibida en salas o festivales, sino que se proyecta en espacios públicos o alternativos donde se genera un diálogo con el público y se invita a la reflexión y la acción.

Esa poética visual ha transitado por emblemáticos museos y bienales del mundo, como la Bienal de Sao Paulo, el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, Documenta14 de Kassel y Atenas, la Casa de las Culturas del Mundo de Berlín, el Centro Cultural Metropolitano de Quito, el Centre Pompidou de París, entre otros, desde hace casi dos décadas.

La obra de María Galindo nos invita a replantear nuestras percepciones sobre el trabajo sexual, la feminidad y la autonomía de las mujeres. Es un llamado a la reflexión y la acción, desafiando las estructuras que perpetúan la desigualdad y la opresión. Que la vergüenza cambie de bando, que la Revolución Puta sea un grito que resuene en la conciencia colectiva, transformando no solo la manera en que vemos a estas mujeres, sino también la sociedad que las margina. ¡Y que la vergüenza cambie de bando!

Patricia Flores Palacios es feminista queer y comunicadora social.



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