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Ortodoxias y heterodoxias | 27/11/2024

¿Qué hacer para estabilizar y retomar el crecimiento?

Juan Antonio Morales
Juan Antonio Morales

La reanudación del crecimiento es un cometido principal de la política económica. Empero, se tiene primero que estabilizar la macroeconomía. Bloomberg (|20|11|24|) califica a nuestra crisis como una de balanza de pagos a la antigua. La receta para remediarla es conocida y no hay que inventar el agua tibia, aunque requiere un gran acuerdo político:

1) Liberalización cambiaria, para unificar los tipos de cambio;

2) Política monetaria estricta, como la dispuesta en el artículo 22 de la ley del BCB.

3) Política monetaria estricta será posible sólo si se la acompaña con una política fiscal estricta, reduciendo el subsidio a los combustibles y cerrando empresas públicas crónicamente deficitarias.

4) Liberalizar el mercado de crédito, eliminando los techos a las tasas de interés y las asignaciones sectoriales. Con la liberación de este mercado se pueden atenuar las presiones alcistas sobre el tipo de cambio.

5) Acudir al FMI para que puentee la transición, proveyendo asistencia financiera y técnica.

6) Reescalonar el servicio de la deuda externa.

7) Conformar un grupo de países de apoyo a Bolivia, como el que se tenía en el Grupo Consultivo de Paris, apadrinado por el Banco Mundial.

8) Crear mecanismos de protección a las familias más vulnerables, como lo fuera el Fondo Social de Emergencia en la década de los ochenta.  Se trataría de minimizar el llamado “coeficiente de sacrificio,” que indica el aumento de desempleo por punto de reducción de la inflación.

Las medidas 1) a 5) son de cirugía radical, que tienen un costo social, que no se lo puede subestimar. No es por sadismo que se las propone, sino porque no hay alternativas. La esperanza está en que la recuperación de la economía sea rápida.

Un crecimiento sostenible en el largo plazo depende del crecimiento de la productividad, la que a su vez depende de la estabilidad macroeconómica, pero ella no basta. Hay que pensar en la microeconomía y la organización industrial para cómo lograrlo.

Podemos beneficiarnos, una vez más, con nuestra riqueza natural en plata, estaño, litio y tierras raras, aprovechando los cambios en el contexto internacional y la demanda previsible originada en la sustitución de energías fósiles por energías renovables. Idealmente debiéramos abrirnos a la inversión extranjera, con empresas de buena reputación y que quieran mantenerla, pagando impuestos razonables y tomando los recaudos medioambientales necesarios. Un reciente informe de la Fundación Milenio provee una excelente base de discusión. No podemos dejar de lado tampoco a los hidrocarburos, pero con una reingeniería total de YPFB y una modernización de nuestra legislación abriéndola a la inversión extranjera.

Se puede pensar en un desarrollo vigoroso de la agroindustria, pero cuidadoso del medio ambiente. Tenemos también perspectivas en sectores manufactureros, insistiendo en su calidad, con tejidos de llama, alpaca y algodón, orfebrería de plata y peltre, muebles de madera; y en la llamada industria de la alimentación con productos lácteos, chocolates, y vinos. El MERCOSUR puede ser interesante, sobre todo, si se llega a un arreglo satisfactorio con la Unión Europea.

El comercio internacional de servicios es prometedor. Se puede apuntar al turismo receptivo, al desarrollo de software, a los de ingeniería, a la medicina. Podemos aprovechar de más en más las oportunidades del teletrabajo, para el gran número de graduados universitarios, que sin salir del país trabajarían en empresas internacionales. Las empresas de informática de Cochabamba dan un ejemplo.

Un sector industrial de base ancha, con pequeñas y medianas empresas, pero de suficiente escala, es posible. La modernización de los servicios es también relevante. El capital humano es más importante que en el pasado y nuestras universidades, tanto públicas como privadas, tienen todavía que recorrer un buen trecho, para estar a la altura de los desafíos. Es también muy importante el respeto a los derechos de propiedad privada, como nos lo recuerdan los economistas de la nueva escuela institucional. Otra condición indispensable es tener un tipo de cambio real competitivo.

Juan Antonio Morales es PhD en economía.



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