El Alzheimer, una enfermedad
neurodegenerativa que afecta a millones de personas en el mundo, se caracteriza
por la pérdida progresiva de la memoria, el lenguaje y otras habilidades
cognitivas. Si bien la investigación ha avanzado en la comprensión de la
enfermedad, aún no se ha encontrado una cura definitiva.
En los últimos años, un nuevo campo de investigación ha surgido como una posible fuente de esperanza: la conexión entre la salud intestinal y el Alzheimer. Esta área de estudio explora cómo los microorganismos que habitan en nuestro intestino, conocidos como probióticos, podrían desempeñar un papel crucial en la prevención y el tratamiento de esta enfermedad.
Un estudio publicado en la revista Nutrients, se evaluó el efecto de un cóctel de probióticos de múltiples cepas en pacientes con Alzheimer. Los resultados mostraron una reducción en la velocidad de progresión de la enfermedad y una mejora en los síntomas cognitivos.
De manera similar, un informe presente en la Clinical Nutrition ESPEN analizó la relación entre la microbiota intestinal y la progresión del Alzheimer. Los investigadores encontraron que las personas con Alzheimer presentan una composición diferente de bacterias intestinales en comparación con las personas sanas. Además, el estudio demostró que la dieta puede modificar la microbiota intestinal, lo que sugiere que la alimentación podría ser una herramienta terapéutica.
Un tercer artículo, publicado en enero del 2024, profundiza en la conexión entre la salud intestinal y el Alzheimer. El estudio encontró que las personas con Alzheimer tienen una mayor cantidad de una bacteria intestinal específica, la “Prevotella coprogenica”, en comparación con las personas sanas. Esta bacteria se ha relacionado con la inflamación intestinal, un factor que podría contribuir al desarrollo del Alzheimer.
Finalmente, un ensayo clínico publicado en Clinical Nutrition evaluó el efecto de un probiótico diario en la salud cognitiva de personas con deterioro cognitivo leve. Los resultados mostraron que aquellos que consumieron el probiótico durante tres meses experimentaron una mejora en las pruebas cognitivas, en comparación con el grupo placebo. Además, el estudio encontró que el probiótico redujo la cantidad de “Prevotella coprogenica” en el intestino.
Estos cuatro estudios, junto con otros en curso, proporcionan evidencia cada vez más sólida de la conexión entre la salud intestinal y el Alzheimer. La investigación sugiere que los probióticos podrían ser una herramienta prometedora para prevenir o ralentizar la progresión de la enfermedad.
Existen medidas que podemos tomar para promover una mejor salud intestinal y, en consecuencia, contribuir a nuestro bienestar general:
Mantener una dieta rica en fibra, que es esencial para alimentar a las bacterias beneficiosas en el intestino; incluir alimentos fermentados en la dieta, como el yogur, el kéfir y el chucrut con bacterias beneficiosas; ingerir probióticos; beber suficiente agua; practicar actividad física regularmente; limitar el consumo de alimentos demasiado procesados.
La investigación sobre la conexión entre la salud intestinal y el Alzheimer abre un nuevo capítulo en la lucha contra esta enfermedad devastadora. Se necesitan más estudios para confirmar los hallazgos existentes y determinar la eficacia y seguridad de los probióticos en el tratamiento de la enfermedad, sin embargo estos cuatro estudios y varios más que están en ejecución, nos van dan a conocer y entender la importancia de una vida saludable.