Ni Javier Milei, presidente de Argentina, ni Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, son diplomáticos de carrera. Sin embargo, como máximos representantes de la diplomacia en sus respectivos países, han explotado un nuevo enfoque en el arte de la especialidad: desatar la lengua.
La crisis sin sentido entre Argentina y España comenzó con un discurso en un reciente evento político en Madrid, convocado por el partido derechista Vox, en el que el presidente argentino hizo una torpe alusión contra la esposa del presidente español.
Un presidente que no se deja llevar por lo absurdo habría ordenado a su canciller convocar al embajador argentino. Allí, en un ambiente privado, el ministro de Relaciones Exteriores de España, José Manuel Albares, podría haber expresado la molestia del Gobierno español por los dichos de Milei.
Sin embargo, Sánchez optó por saltarse todos los protocolos diplomáticos y, como un iracundo y romántico caballero, lanza en ristre, arremetió contra el molino porteño.
No hubo nota de protesta ni un llamado habitual a consultas, pasos que se suelen dar para visibilizar la molestia de un país en situaciones de fuerte tensión. Pero el duelo verbal no quedó ahí. Javier Milei respondió con más expresiones disonantes, añadiendo al debate su particular estilo retórico. Y en esto tiene historia, llamó “asesino y terrorista” al presidente de Colombia, Gustavo Petro; “ignorante” al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y una sarta más larga de epítetos al de Venezuela, Nicolás Maduro.
El enfrentamiento entre Milei y Sánchez tiene todos los ingredientes de un combate televisado. Cada palabra de Milei resonaba como una bomba de racimo en las redes sociales, llevando su nombre a los rincones más recónditos del mundo. ¿Objetivo cumplido? Es evidente que Milei ve todo esto como un juego, donde él está de un lado y los “zurdos” del otro. Su última frase sobre el impase es muy decidora: “Igual ya lo tengo en match point a Pedrito, pese a lo que diga la progresía mediática”.
La incómoda situación entre Argentina y España puede prolongarse un tiempo todavía, hasta que retorne la cordura y se nombre un nuevo embajador de España en Buenos Aires. Esto tiene sus tiempos. Sin embargo, los negocios entre ambos países seguirán inalterables y es impensable que se llegue a una ruptura diplomática. Es absurdo siquiera suponerlo.
Después del retiro de la embajadora española, que es el máximo peldaño en esta histeria de culebrón novelesco, lo único que queda por ver es cómo se desarrollará el próximo viaje de Javier Milei a España, donde el 21 de junio recibirá el premio “Juan de Mariana” 2024, que lo entrega una entidad de derecha, contraria al Gobierno español.
Javier Viscarra es periodista, abogado y diplomático.