La lealtad se define como una virtud relacionada a la fidelidad, honor y gratitud; es uno de los más grandes valores de la vida, eso desde relaciones cercanas como dentro de la familia o amigos, hasta lo político; algunos dirían que esto último no existe porque para muchos los políticos son catalogados como personas sucias sin principios, pero ninguna generalidad es buena.
Cuando hay miles de personas perjudicadas, los bloqueadores están demostrando lealtad a un individuo, pero están siendo desleales ante un pueblo que está cansado de los bloqueos. Las personas deben pensar todos los días cómo llegar al trabajo debido a la escasez del combustible, cansadas de que suban los precios de los productos de la canasta familiar, cansadas de las limitaciones de los bancos para mover el dinero, cansadas de ser utilizadas en campaña para llegar al poder como lo hicieron los masistas desde 2005. Se tatuaron los lemas de la reivindicación indígena, de la Pachamama y organizaciones sociales, pero hoy eso no sirve para abastecerse de lo básico para vivir ni de movilizar sus productos para la venta y subsistencia y ni proteger a la naturaleza.
La pérdida de productos agrícolas, de productos lácteos y de otro tipo son ya millonarias. Con lágrimas en los ojos una señora de edad avanzada les decía “malditos” a los bloqueadores evistas, echando a la basura los tomates podridos que pensaba vender para su subsistencia.
Ministro Del Castillo, no responda con un emoticón, responda con acciones, no se trata de poner a los policías como carne de cañón ni de darles bonos, ellos también son seres humanos y tienen familia; tampoco se trata de hacer operativos que desgastan. Lo concreto es desbloquear con estrategias efectivas, las recientes acciones se asemejan a la quema de fábricas de droga, descubren un montón, incautan los bienes, pero no atrapan ningún pez gordo (como el caso Marset).
Si el presidente Luis Arce tiene la voluntad de desbloquear, puede utilizar el decreto supremo 27977 emitido en 2005 por el expresidente Carlos Mesa; Arce tiene todo el aparato estatal; que los ministros se declaren leales o que el presidente anuncie que no le tiene miedo a Evo no cambia la vida de los bolivianos, la vida de los bolivianos cambia cuando se valora y respeta su trabajo, su libertad de expresión, cuando ningún niño es usado para marchar ni se cierra una escuela debido al conflicto. La vida cambia cuando la seguridad alimentaria no es el disfraz que ponen al monopolio de venta de productos mediante EMAPA: quieren hacer como en Cuba o Venezuela, donde no le entregan un kilo de carne molida a la familia que se hubiera demostrado opositora.
Señores Evo Morales y Luis Arce, vayan a pelear por sus diferencias a Cuba o Venezuela, que les ayude alguno de sus amigos, mejor si se van con sus más leales, y dejen a Bolivia en paz, que necesita gente leal con la patria, con el progreso, con el Estado de derecho, con la libertad y la democracia.
Cecilia Vargas es médica y docente universitaria.
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