Lo legal e ilegal no tiene punto medio, al menos no en cosas tan evidentes como la venta de cosas robadas.
El candidato a la Presidencia Rodrigo Paz, y el candidato a la Vicepresidencia Edman Lara, ofrecieron entre sus propuestas electorales legalizar autos “chutos”. En términos simples es legalizar lo ilegal. Es el equivalente a que te encuentres en cualquier lugar, restaurante, minibús, comiendo anticucho o lo que sea, y desaparezca tu celular, se lo roban, y aparece al día siguiente en el barrio chino de la ciudad de La Paz, y muchos dirán una frase que dijo Evo Morales durante su mandato en agosto del 2008: “Si los abogados me dicen es ilegal, yo le meto nomás, y les digo métanle nomás y después lo legalizan, para eso han estudiado”.
Ese tipo de actitudes en cuanto a “meterle nomas” nos han puesto como país en un estado de mediocridad y retraso en todos los rubros.
En medio de este escenario electoral de segunda vuelta debemos preguntarnos todos, ¿queremos realmente que cambie nuestro país? Sin ahogarnos en discusiones que no llevan a ninguna parte simplemente reflexionemos sobre lo que realmente queremos.
Los competidores de esta segunda fase de la carrera electoral tienen propuestas en distintas áreas. Por las múltiples crisis que estamos viviendo resuenan más los temas de economía. Sin embargo, también se ha puesto sobre el tapete la cercanía o lejanía de los candidatos con el electorado, y en medio salen ese tipo de propuestas como legalizar lo ilegal.
Cuando votemos, por lo menos esta vez, aunque todos digan que se vota con el corazón y con el hígado, sugiero que sea con consciencia de lo que queremos como país, de lo que se ha perdido con relación al Estado de Derecho y la democracia en Bolivia. Ni qué decir de la institucionalidad, si queremos que eso realmente exista en Bolivia o si se preferimos lo de siempre, la zona de confort de los últimos 20 años, y el “meterle nomás”
Lo de la legalización de los autos “chutos” no solamente raya en lo ilegal. Los propietarios de estos autos se exponen al decomiso de sus vehículos y, de haber un accidente, quedan desprotegidos de cualquier tipo de seguro. Este mercado, el de autos “chutos”, además está ligado a redes criminales de robo de vehículos, falsificación de documentos y contrabando, por lo que fomenta un ambiente de inseguridad y delincuencia en el país.
Algún lector dirá por ahí: primero hay que ganar votos y después lo demás. Sin embargo, considero que hay límites y señales de lo que somos como bolivianos y lo que queremos como país, que puede ser la visión de un futuro mejor, de una vida con menos delincuencia y mejores relaciones entre los países vecinos. O la búsqueda del bien de la ciudadanía de buena manera, no legalizando lo ilegal; no dando el visto bueno a lo que simplemente no corresponde a una sociedad con principios y valores, porque si lo último lo damos por perdido, ya no tendría sentido nada más.
Cecilia Vargas es cirujana y docente universitaria.