Probablemente, la locura de mi persistencia haya sorprendido a varios. Fui uno de los primeros, y ahora quizá de los pocos, que sigue sosteniendo durante dos años que el MAS desplegó una estrategia de permanencia en el poder que le permitió estar invariablemente en los medios, generar apariencia de división para engañar a los que le interesa distraer (la oposición democrática), conglomerar lentamente a sus fuerzas sociales en dispersión y encontrar el camino más viable para mantener su unidad política en vista de las elecciones de 2025. Esto no implica que vaya a tener éxito, pero que buscará el abrazo entre Evo y Arce, y lo que representan sociopolíticamente, lo hará hasta el final.
Su largo y llamativo show político tuvo enfrentamientos verbales grandilocuentes entre Evo y Arce. Marchas con amenazas de enfrentamientos que terminaron con cuatro detenidos, que fueron liberados al día siguiente; largos y perjudiciales bloqueos de carreteras con disparos de escopetas de caza y, al final, casi solo por descontrol o accidente, la lamentablemente muerte de policías y civiles en Llallagua.
La idea central de su estrategia, entonces, tuvo un primer percance inesperado que generó una enorme reacción ciudadana de rechazo ante semejantes actos de violencia.
Ahora, en julio. después del parcial fracaso de lo que durante varios meses se fue desplegando como un pleito marital, con dosis calculadas de violencia de uno y otro bando MASista, les corresponde estrenar las otras dos alternativas de su estrategia de permanencia en el poder: 1) la posible unidad electoral de sus tres frentes apadrinada por alguien de sus filas que sea más o menos neutral (Patzi). 2) apostar a su última carta, el llamando a votar por el BLANCO y el NULO.
En su alternativa 1, el MASista Andrónico, con 15 % variable, se ubicó tercero en las cuatro primeras encuestas de intención de voto, debajo de Samuel y Tuto. En la encuesta de El Deber, a mediados de julio, bajó abruptamente a un 8,3%, al cuarto lugar, incluso después del capitán Reyes Villa y muy lejos del claro primero, que fue Samuel, y del segundo, que fue Tuto. Para colmo de males, para ese momento, ni Eva Copa ni Del Castillo lograban moverse más allá del 1 o 2%. Finalmente, según la encuesta de Unitel del 30 de julio, Andrónico siguió bajando hasta el 6,1%, manteniendo su cuarto lugar.
Entonces, el MASismo se apresuró en buscar la unidad de sus tres candidatos (Eva, Del Castillo y Andrónico), camino que concluyó parcialmente cuando Eva se retiró de la contienda electoral.
Pero la misma última encuesta mostraba un 12,4% de INDECISOS, un 8,1% de BLANCOS y un 13,6% de NULOS. Sobre los INDECISOS, es altamente probable su disminución para irse o al posible ganador (según varios estudios, Samuel tiene el techo electoral más alto) o irse al voto BLANCO o NULO.
Entonces, en su alternativa 2, que es adjudicarse el voto BLANCO y el NULO, el MASismo ya va dando sus primeros pasos para curarse en salud, por si Andrónico siga descendiendo y no esté es posibilidad de sumar los BLANCOS y NULOS para representar al MASismo en una eventual segunda vuelta con el primero de las fuerzas democráticas, que en ocho encuestas es Samuel.
Más allá de la legalidad electoral, que no considera VALIDOS el voto BLANCO o NULO, después de 20 años de bombardeo ideológico del MASismo, era previsible que la crisis de su gobierno populista generara una gran confusión entre sus afines.
Como ni Eva Copa ni Del Castillo, y al paso que va quizá ni Andrónico, logran convertir esa confusión en apoyo electoral, Evo ya está intentando adueñarse de esos votos (21% al 30 de julio). Evo, previsor el hombre, viene promoviendo el voto BLANCO y NULO.
Suponiendo que se mantuviera ese alto porcentaje, buscará adjudicárselo y con ese supuesto apoyo tratará de quitarle legitimidad al futuro gobierno, generando ingobernabilidad y violencia, para sentar las bases de su rererelección e intentar reconformar el bloque “nacional popular”, que hoy vive su peor crisis moral y política.
En síntesis: la estrategia de abrazo entre Evo y Arce sigue en pie y asumió diversas formas, desde el show verbal, los bloqueos y amagos de represión, la unidad electoral alrededor de Andrónico, si se baja Del Castillo, y, finalmente, el adjudicarse los NULOS Y BLANCOS, suponiendo que se mantuviera cerca del 20% entre ambos, para crear ingobernabilidad al futuro presidente. En todas estas formas, Evo y Arce siguen buscando su abrazo de supervivencia política, individual y colectiva.
Así, las fuerzas democráticas, en este par de semanas y algo más que resta antes del 17 de agosto, tienen dos tareas urgentes: atraer y convencer a ese 12,4% de indecisos y tratar de disminuir el porcentaje de BLANCOS y NULOS al 10% o menos, con una campana incisiva y focalizada en áreas periurbanas y rurales, para garantizar un futuro promisorio para para la democracia boliviana.
Carlos Hugo Laruta es sociólogo.