Hay mil maneras de mentir en política. Alterar las
definiciones es una de ellas. Interpretar los hechos forzándolos con calzador en
un molde preferido es otra. Hay mentiras de bajo provecho y poco daño. Hay
otras de gran alcance.
Empecemos por definir la mentira. Mentir es decir algo falso sabiendo que es falso para hacer creer a otros que es verdadero, y hacerlo con el propósito de sacar algún provecho, sin tomar en cuenta el daño que esto pueda causar a los demás.
Veamos si las siguientes afirmaciones se ajustan a esta definición:
1. El expresidente Evo Morales sostiene que ganó las elecciones del 20 de octubre de 2019 en primera vuelta y que debió haber jurado a su cuarto mandato constitucional el 22 de enero de 2020. Repite sin rubor que los militares le dieron un golpe de estado el 10 de noviembre de 2019 sin que hubiera habido ninguna razón para hacerlo.
2. El Presidente Donald Trump sostiene que ganó las elecciones del 3 de noviembre de 2020 y que le toca jurar a su segundo mandato presidencial el 20 de enero de 2021. Repite sin rubor que un fraude monumental le dio la victoria a su rival Joe Biden.
Además de pisotear las definiciones de golpe de Estado y de fraude, estas mentiras interpretan los hechos a su antojo. Tanto el Presidente Donald Trump como el expresidente Evo Morales saben perfectamente lo que pasó.
Mienten descaradamente porque piensan obtener algún provecho convenciendo a los ingenuos que sus mentiras son verdades. Poco o nada les importa el daño que puedan causar. Su provecho propio queda claro. El daño a los demás no es tan fácil de percibir, pero es real.
El provecho personal que Trump saca de su mentira es grande y variado:
1. Su vanidad personal no le permite admitir que haya perdido jamás en nada.
2. Se mantiene en los titulares gracias al escándalo provocado por su mentira.
3. Se asegura la lealtad de la cúpula del Partido Republicano mediante la amenaza de represalias contra los jerarcas que no lo apoyan públicamente en su mentira.
4. Apunta a asegurar desde la oposición su control monopólico del Partido Republicano.
5. Recauda millones de dólares declarando que son para gastos de los pleitos contra el fraude, pero testifica en la justificación legal de esta recaudación que la mayor parte del dinero recaudado se destinará a sus gastos políticos del futuro.
6. Embauca a gran parte de más de 74 millones de personas que votaron por él con el cuento de que ganó de lejos su reelección, con el fin de deslegitimar y entorpecer la gestión de Joe Biden, que le ganó por haber obtenido más de 81 millones de votos.
7. Mantiene a sus bases hipnotizadas para lanzar su campaña presidencial del 2024.
El provecho personal que Evo saca de su mentira es múltiple y variado:
1. Apela a la simpatía popular fingiendo ser víctima de un golpe de Estado.
2. Se mantiene en titulares a pesar de no seguir siendo Presidente.
3. Encubre sus dos repostulaciones ilegales, sus trampas electorales y su abuso de poder
4. Apunta a controlar al Presidente Arce Catacora, a su gobierno y al MAS en su conjunto.
5. Acusa a otros actores políticos del presunto golpe de estado para deslegitimarlos.
6. Polariza la opinión pública para generar un apoyo fanático entre sus seguidores.
7. Prepara su inmediato retorno a la Presidencia o su campaña electoral para 2025.
Estas mentiras no son de corto alcance y poco daño. Gran parte de los 74 millones de personas que votaron por Donald Trump se tragan el cuento del fraude. Diputados, Senadores y Gobernadores del Partido Republicano lo repiten fervorosamente. Toda la cúpula del Movimiento al Socialismo repite religiosamente la consigna mentirosa del golpe de estado. La mayor parte de sus 3 millones de votantes la acepta como si fuera verdadera.
Las mentiras de Evo y Donald les sirven para imponer lo que entienden por democracia. Bajo esa democracia ellos son los que dominan a todos los poderes y niveles del estado, persiguen a sus opositores con la justicia, amedrentan o compran a los periodistas, engatusan a sus seguidores reforzando sus prejuicios y atemorizan a los demás para evitar que se rebelen.
Hay otro proyecto de democracia en el cual el poder no está controlado por una sola persona o partido político. Existe separación, control y coordinación entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El organismo electoral es totalmente independiente. Bajo esta forma de gobierno los rivales políticos se tratan como leales adversarios y no como enemigos a muerte.
Es un sistema que depende de la buena fe y la confianza entre los actores políticos y la población. Son valores que no se pueden codificar ni legislar. Si no forman parte de la cultura política se los puede fomentar a través de décadas de esfuerzo civilizatorio. Si forman parte de la cultura política hay actores como Trump o Morales que los pueden destruir en un instante.
Las mentiras destruyen cualquier intento de cooperación porque generan desconfianza. Cuando hay desconfianza se impone la violencia como el método más adecuado para resolver las diferencias. La verdad genera confianza. La confianza es la base de las relaciones sociales.
Las grandes mentiras de Evo Morales y Donald Trump socavan el proyecto democrático, pulverizan la cultura política que lo respalda y promueven la violencia. Es un alto costo que los votantes pagarán si permiten que dos autócratas endiosados les impongan su abuso de poder.
Wálter Guevara es inficionado a la filosofía.