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Filia Dei | 04/07/2020

La cura “milagrosa”

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

Hace algún tiempo, muchos renegaron, otros soltaron una carcajada y otros lo tildaron de loco al presidente de Estados Unidos, cuando sugirió inyectarse o ingerir un desinfectante. Muchos no comprendieron a qué se refería, otros fueron más radicales y se tomaron hasta lavandina (hipoclorito de sodio) llegando en efecto a emergencias.

Ahora podemos deducir que al señor Trump le llegó el chisme del dióxido de cloro, MMS o solución mineral milagrosa. Y digo chisme, porque una búsqueda seria sobre publicaciones científicas con referencia a estudios realizados sobre sus supuestas propiedades milagrosas para curar una variedad de enfermedades, resulta en escasos resultados y mucho menos confiables.

Un búsqueda rápida en la tienda de Facebook y usted hallará ofertas de la mencionada sustancia, encima con una etiqueta de 100% orgánico. Menos mal, que no soy quimiofóbica y claro, este hallazgo no hizo más que provocar hilaridad.

La sustancia tiene esta fórmula: ClO2. Dos moléculas de oxígeno y una de cloro. ¿Dónde está el elemento químico carbono? Un compuesto o molécula orgánica, para calificar como tal, contiene carbono. Así que de entrada, esta etiqueta engañosa, ya me deja claro el fraude que se está comercializando.

Esto sucede, porque hoy en día, la mayoría asocia la palabra “orgánico” con saludable. Así que, puesto en un frasquito de una solución milagrosa, debe causar la impresión que va a funcionar y va a lograr cumplir las promesas vendidas. No olvidemos que hay varios compuestos en alimentos naturales que son orgánicos y también son tóxicos.

Lo curioso, es que tardó en llegar este tema a Bolivia. Lo escuché hace dos meses en algunas notas de España y Ecuador, hasta hace unas semanas también las notas de Perú y bueno, las autoridades sanitarias, debieron prever que la controversial sustancia y sus consecuencias iba a llegar pronto al país. Pero ese es otro aspecto que adolecemos en el país: prevención.

Un supuesto estudio en Ecuador es usado de manera negligente por algunos (incluso algunos médicos cuya especialidad nada tiene que ver con el tipo de virus que estamos enfrentando). Sin embargo, y como mencionaba en mi pasada columna, el estudio carece de muchos elementos que confieren confiabilidad en el mismo. El número de muestra no es representativo, la variable analizada es la disminución de los síntomas (variable subjetiva), no hay un manejo del doble ciego (en donde los pacientes no tienen conocimiento de si está tomando la sustancia en estudio o un placebo), no hay un detalle del método de diagnóstico para cada paciente y la bibliografía es además de antigua, escasa.

Tampoco tuvo el permiso de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria de Ecuador. En resumen, puede ser catalogado de mala ciencia. La otra fuente citada hasta en periódicos del país, de manera muy irresponsable, son las declaraciones o guiones que el señor Andreas Kalcker realiza a través de videos colgados en la plataforma Youtube. ¡Vaya fuente informativa! Para nada confiable y primera alarma de reportajes pseudo-científicos.

Pero al que quiera servirse lejía gourmet, que le quede claro que es un producto tóxico y corrosivo, que aun cuando mucha gente lo consuma en dosis muy bajas sin aparentes efectos adversos, usado de manera habitual puede desencadenar otros problemas que no le advierten los vendedores: insuficiencia renal y daño a los glóbulos rojos que reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, entre otros efectos. También puede causar dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea.

No por nada las autoridades que controlan el uso de medicamentos y suplementos de salud en Canadá, Australia y Estados Unidos, tienen prohibido su uso desde hace varios años. Y como viene repitiendo una amiga que dio positivo al Covid-19 y que presentó varios de los síntomas: ¡No a la automedicación!

Hago un llamado especial a los medios de comunicación, a tomar conciencia, instruirse un poco y no ser voceros de curas milagrosas, que a la larga pueden ser contraproducentes en la salud de muchos.

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología



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