Esta leguminosa podría
convertirse en una gran alternativa tanto para recuperar tierras abandonadas,
además que tiene buena resistencia a los incendios y el fruto que produce, así
como la semilla, tienen un alto contenido nutritivo tanto para el ganado como
para nosotros los humanos.
Hace dos meses, una colega bióloga compartió el texto en el cual colaboró para su edición: Guía de Buenas Prácticas para la Cosecha y Transformación de Almendra Chiquitana de la editorial de la Fundación de Amigos de la Naturaleza - FAN. Desde luego que llamó mi atención y puse en agenda contactarla cuando fuera a Santa Cruz y que me comentara un poco más sobre esta maravilla.
Cuando eliges una alimentación más saludable, te inclinas mucho por alimentos altos en proteínas. No siempre serán las provenientes de animales ya que mientras más variedad, mejor. Por ello es que cuando Ruth Delgado me indicó que esta almendra chiquitana, conocida en Brasil como baruka o baru, tiene alto contenido de proteína y bajo contenido de grasa me interesé más. 6 gramos de proteína y 10 de grasa en 30 gramos de barukas.
La producción en Bolivia aún es incipiente, pese a que existen publicaciones hace más de cinco años sobre esta especie tanto en Bolivia y ni hablemos de Brasil. Ruth me comentaba que esta es una razón para promocionar su cultivo, ya que el producto puede abrir mercado y demanda, además que la planta/árbol es capaz de crecer en suelos poco fértiles, mejorando su condición.
Suena como una especie añorada para brindar a los pobladores de la Chiquitanía una alternativa más para su desarrollo. En efecto, el 2019, se logró exportar 13.000 Kg de semilla y apenas el 30% fue para el consumo nacional. Pero esto se debe principalmente a que la comercialización en el mercado interno requiere una producción estable y una promoción de consumo constante y creciente (Delgado, 2021).
Existe un inconveniente en su producción. Los frutos están listos solo una vez al año, entre agosto y septiembre. Este periodo es el reportado para Brasil, donde logran trabajar con alrededor de 20 mil pobladores para su colecta. Sin embargo, en el manual de FAN, se reporta un periodo más largo para la maduración del fruto entre julio y noviembre. Mucho jugará la estrategia y capacitación que tengan los pobladores para sacar el mayor provecho de la cosecha de estas almendras.
Finalmente pude conseguirlo frente al mercado de abasto, 150 gramos para probar y degustar almendras chiquitanas. Entre mis frutos secos favoritos están las nueces pecanas y la macadamia, pero conociendo sus propiedades soy muy fanática de probar nuevas alternativas. El sabor del baru es bastante agradable, sobre todo porque al final tiene un dejo levemente amargo que casi me recuerda a un café bien tostado. Fue mi desayuno antes de entrenar por varios días, combinado con medio plátano, me dio la energía suficiente para la rutina.
Sí me encantaría encontrarlo más fácilmente en La Paz, invitarlo a chefs pasteleros y otros para que puedan incorporarlo en sus recetas. Actualmente, solo un restaurante lo ofrece en La Paz y no es de los accesibles a todos. Espero que la almendra chiquitana no se quede como otro producto que solo algunos bolivianos pueden degustar.
Hago votos, para que los esfuerzos que realizan allá en Santa Cruz distintas instituciones, den verdadero fruto en favor de los pobladores y también de los que buscamos alimentos saludables. ¡Bolivia tiene mucho potencial! Falta abrir los ojos y trabajar en conjunto con academia, empresarios privados y favorecer las normativas para este tipo de cadenas productivas.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología