Describir los incendios en Bolivia es difícil
porque todo lo dividimos en blanco y negro. Para unos las quemas son provocadas
por los agroindustriales en su afán de expandir la frontera agrícola y otros señalan
que los responsables son los nuevos colonizadores occidentales que sin conocer
el clima oriental se dan a la tarea de chaquear de forma incontrolable y de esa
forma ampliar su propia frontera agrícola. Lo único cierto es que están
devastando las regiones hasta el punto de poner en vilo la vida de la fauna y de
los humanos.
El mundo no se interpreta en blancos y negros, sino por las tonalidades de grises. Los agroindustriales no están compuestos únicamente por aquellos grandes terratenientes, gamonales, de origen croata, sino por una gran cantidad de medianos, pequeños y microagricultores productores de soya, girasol, poroto, maíz, caña etc., los mismos que utilizan el chaqueo como técnica de preparación de terrenos para la siembra. La Fundación Tierra señala que “se puede identificar al menos tres protagonistas: i) Grandes y medianos propiedades ganaderas. Este grupo económico, situado a lo largo de las franjas de penetración de la frontera agropecuaria, suele practicar la quema recurrente de pastizales y nuevas tierras. ii) Productores soyeros de todo tamaño, incluyendo empresas agropecuarias, colonias menonitas y comunidades campesinas de las zonas de colonización, territorios indígenas con derecho de uso cedidos a privados. iii) Beneficiarios de comunidades con autorizaciones de asentamiento en tierras fiscales”.
También esta fundación nos aclara que desde hace siete años está en vigencia la Ley 741, norma que permite el desmonte de 20 hectáreas por persona sin planes de manejo, sin pagar patentes y sin realizar trámites engorrosos. Esta es una de las leyes que la colectividad defensora del medio ambiente denomina como “incendiaria”. Con esta ley, exigida por los interculturales en la cumbre agropecuaria del año 2015, la misma que fue aceptada por la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), lo que se pretendía supuestamente era garantizar la seguridad alimentaria del país produciendo más arroz, más trigo y más maíz.
Con esta ley se desmontaron (quemaron) 460.000 hectáreas en el norte de La Paz, en el Beni y la Chiquitana, las mismas que deberían estar sembradas de arroz, maíz, trigo, etc., pero no, los nuevos cultivos de estos productos solo abarcan a 40.800 hectáreas; por lo tanto, la ley 741 no está cumpliendo su cometido, pero si está causando un desastre ambiental dado que el fuego está arrasando comunidades enteras y al mismo tiempo está creando un desastre en la salud pública de la población.
Si una norma que tiene un objetivo concreto no se la cumple, pero además genera otro tipo de comportamiento, entonces es hora de derogarla o mínimamente cambiarla.
Creo que es hora de reparar el daño causado, lo cual no creo que se pueda, pues los pulmones dañados de las personas, los bosques quemados, los animales calcinados y un largo etcétera, no se los volverá a reponer. Pero urge que la ley 741 sea reemplazada por otra que declare una pausa ecológica y sanitaria por lo menos de 10 años. Se deben sembrar árboles y tratar de poblar con especies de animales que llegaron a refugios.
Las comunidades afectadas deberían recibir algún tipo de compensación y como el Estado en gran parte es el culpable de este desastre, debería pagar un salario para que los comunarios siembren plantines de las especies quemadas. De esta forma la obsesión por crear empleo tendría un buen ejemplo.
Además, está demostrado que las sequías que se registran en casi todos los pisos ecológicos de Bolivia tienen relación directa con la deforestación: a mayor deforestación, menos lluvia. La reforestación tendría un beneficio más. Más agua, menos sequía, más productividad agrícola etc.
Por ahora solo tarareo una de las cuecas más hermosas compuestas en Bolivia por Alberto Ruiz Lavadenz, que se llama “infierno verde,” que en parte sobresaliente dice “porque del infierno verde solo Dios se acordará”. Estamos en manos de Dios, dice la gente: solo si él manda lluvia se puede evitar que siga el desastre.