Hace pocos días, se anunció en
una conferencia de prensa la lectura de una carta de una Alianza Científica a
favor de la Edición Genética -
Scientific Alliance on Gene Editing. Algunos medios de comunicación, no
dudaron en copiar y pegar la nota que les hicieron llegar, sin corroborar la
veracidad de la misma o quiénes conforman tal “alianza”.
Sin embargo, les presento a European Sustainable Agriculture through Genome Editing network o abreviado, EU-SAGE. Traducida al español: Red Europea de Agricultura Sostenible a través de la Edición del Genoma. Representa a 132 institutos y sociedades europeas de ciencias vegetales que han unido sus fuerzas para proporcionar información sobre la edición del genoma y promover el desarrollo de políticas de los estados miembros de la Unión Europea (UE) y europeos, que permitan el uso de la edición del genoma para la agricultura y la producción de alimentos sostenibles.
El pasado mes de julio, publicaron una declaración abierta, dirigida al Consejo Europeo, al Parlamento Europeo y a la Comisión Europea, donde se insta a:
● Revisar la Directiva actual de OGM para reflejar el conocimiento científico actual y la evidencia sobre la edición del genoma.
● Respaldar las evidencias científicas sobre los beneficios de la edición genética en cultivos. Ya que la ciencia evidencia que la edición del genoma ofrece una gama cada vez mayor de soluciones, para una selección más eficiente de cultivos que sean resistentes al cambio climático, menos dependientes de fertilizantes y plaguicidas y que ayuden a preservar los recursos naturales.
● Armonizar de forma urgente el marco regulatorio europeo con el del resto del mundo.
● Crear una narrativa para la producción alimentaria europea que incluya la importancia de enfoques innovadores y más eficientes en toda la cadena de valor.
En julio del 2018, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, sin comprender bien la diferencia entre edición genética y herramientas que permiten una modificación genética, colocó a cualquier cultivo desarrollado con tecnologías CRISPR (de edición genética) en el mismo cajón de regulación de un OGM, muy a pesar de que la edición genética no implica la inserción de ADN externo.
Hace poco, la Comisión de la UE lanzó su estrategia “De la granja a la mesa”, que es la porción agrícola del European Green Deal. Anuncia una serie de objetivos poco realistas. En la próxima década, supone que los agricultores reduzcan a la mitad el uso de productos fitosanitarios, cortar la aplicación de fertilizantes en 20%, y transformar una cuarta parte de las tierras agrícolas totales en producción “orgánica”.
Marcus Holtkoetter es un productor alemán y su familia ha estado produciendo alimentos por más de diez generaciones. Sobre la estrategia que presentó la Comisión Europea, Marcus señala que se logrará cosechas más pequeñas y esto para los consumidores, conducirá directamente a una cosa: precios más altos y la comida costará más.
Hay un problema más profundo que reconoce el productor alemán. La comisión no considera uno de los resultados más probables de su enfoque equivocado de la agricultura: Cuando los agricultores no pueden obtener ganancias, dejarán de cultivar.
En un continente, que cuenta con una de las agencias de inocuidad alimentaria más estrictas en el planeta, la EFSA. Constantemente, esta agencia provee reportes científicos, que demuestran, no solo la inocuidad de los alimentos OGM, pero también coincide con las declaraciones de EU-SAGE.
El resultado de lanzar políticas desconectadas de la realidad de los productores e ignorar las voces de los científicos, que proponen herramientas precisas para obtener cultivos adaptados a la problemática climática y de plagas, parece que no es una práctica exclusiva de un país como Bolivia, pero afecta incluso a la Unión Europea.
Allí radica la importancia de reformular hasta la educación básica, pues la desconexión con la ciencia y las herramientas que ofrecen, han conducido a una sociedad con políticos y tomadores de decisión que son capaces de comprar sal “orgánica” y libre de OGM, solo porque se creen el cuento de que tal compuesto pueda existir, sin parar a razonar si tal cosa es factible o es un engaño al consumidor.
Finalizo con una cita del nobel en medicina de 1993, Sir Richard Roberts y la cual suscribo: “Necesitamos más ciencia en la política y menos política en la ciencia”.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología