“Todo individuo tiene derecho a
la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”, así quedó establecido
en el artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Sin
embargo, hoy ese “derecho” ha pasado más a ser un privilegio, pues a nombre de
progreso, la corriente es hacer legal el asesinato antes de que complete la
etapa de gestación.
Vivimos en un mundo de dualidades, ambigüedades y demasiadas incoherencias. Hoy hasta los animales tienen más protección que un ser humano. A nombre de una “sobrepoblación”, se han tomado medidas para asesinar a nuestra misma especie antes de nacer y antes de que incluso le toque a uno morir. Es más, si por azar de la vida, queda en coma, en países tan avanzados como Holanda o Bélgica, sin el consentimiento de sus familiares, lo desconectan sin más, porque usted es un “gasto”. Ironía, que hasta esos países, no realizaron un gasto para equipar las UTIs y hoy están también en dificultades para hacer frente a la pandemia.
Por un lado está la incoherencia de los que gritando loas a la “diosa” ciencia, luego esconden la mano y fingen que los gametos sexuales de cada progenitor, por sí solos pudieran dar lugar a un nuevo ser humano. Por ende, se burlan de que un varón estaría “abortando” miles de vidas cada que no encuentran como controlar su líbido. Me encantaría conocer a sus clones progenitores, pero queda claro que de genética y embriología 0 a la izquierda.
Luego están las otras excusas. Que si así se erradica la pobreza, que sí debe ser deseado, y no falta una serie más de frases prefabricadas, que se repiten al hartazgo. Las mismas son empujadas por grupos de mujeres que sufren una curiosa mutación. Se transforman en energúmenos de pelo teñido, torsos desnudos y pintarrajeados que cuando su capricho no es cumplido destrozan ciudades. La otra incoherencia es que ellas mismas te enseñan a terminar con la vida de esa otra persona, pero si te desangras en su “protocolo”, no te van a ayudar ni medio. Tampoco van a abogar por mamografías subvencionadas o papanicolau gratuitos, como maneras de prevenir las dos condiciones que más mujeres matan no solo en nuestro país. No, tu salud y vida es irrelevante, a no ser que te animes a matar a otro ser humano.
Lo más triste, es ver como un país, cuya economía cada día es desbaratada por las atinadas medidas de los socialistas, donde las parlamentarias que el pasado 29 celebraban matar a sus futuros ciudadanos, hace menos de un año pedían libertad para los presos, dejando a muchos violadores que fueron a terminar sus asuntos pendientes y también consideraron inhumano la pena de muerte o castración química para violadores.
Quedan felices los violadores, sobre todo los que podrán empujar a una violencia añadida a sus víctimas. Quedan felices los vagos varones, que ahora también se harán invisibles ante la responsabilidad que se les quita. Pero eso sí, nunca se habla de reformar la normativa para que estos privilegiados realmente respondan por sus hijos. Total, el que sigue ganando con esta maniobra es el patriarcado, que tanto dicen detestar las de pañuelito verde.
Nunca las veremos pedir guarderías para madres que necesitan trabajar, nunca las verá tampoco solicitando que los procesos de adopción sean más humanos y ayuden realmente a parejas a integrar a esos bebés y niños que fueron dejados de lado. Tampoco las verá dando apoyo a las mujeres que quedan con tremendos cuadros de depresión post-asesinato.
Pero eso sí, son felices de recibir el dinero que corre a través de ONG internacionales (como Human Rights Watch) u organizaciones locales, en el caso de Argentina, Casa Fusa. Dinero patriarcal, valga el recordatorio.
Y era preciso tumbar a la Argentina, porque desde allí, será más fácil atacar a otros países como Bolivia o Perú. Acá, las mismas instituciones patriarcales ya trabajan hace más de 10 años y no sorprenda que la “defensora del pueblo”, en plena pandemia, muy afanosa trabajaba con en su informe de interrupción legal del embarazo. Ya sabrán con qué aliados.
Algo que se interrumpe, se puede continuar después. El asesinar un ser humano en el vientre, no se puede reanudar luego. Falacia muy usada. Más patético, muchas de estas instituciones y sus activistas, hace unas 3 décadas, denunciaban que se venía a esterilizar a mujeres, como parte de un plan más macabro. Hoy, el tufo patriarcal, parece que les ha provocado una sed de matar bolivianos. En fin, ya sabemos que nuestros parlamentarios, también por plata bailan y hasta de un pie.
No queda más, desde cualquier trinchera, seguir combatiendo esta ideología relativista, que solo busca reducir a toda costa a nuestra población y justificar los asesinatos. Finalmente, recordar que no todo lo que haga el primer mundo es bueno. No por nada, Europa se dirige a un invierno poblacional y quedaron sin biodiversidad.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología