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25/01/2024
Economía de papel

El economista desorientado en 15 lecciones

Alberto Bonadona
Alberto Bonadona

Hoy se habla mucho de dar explicaciones sencillas de la ciencia económica. La verdad es que no existe un camino fácil para comprender ninguna ciencia. Es cierto, sin embargo, que algunos conceptos se pueden explicar de forma más sencilla y así ayudar a que un mayor número de personas los comprendan. Pero, a partir de ahí, es una falsedad concluir que los conocimientos mínimos adquiridos con aplicaciones sencillas relacionadas con un entorno inmediato dan a cualquier persona no especializada la capacidad de desenvolverse con soltura en la interpretación de los fenómenos económicos.

Se puede, por ejemplo, tener una idea de la causa y los efectos de una enfermedad. Incluso podrás descubrir cómo un medicamento contribuye a curarlo. Un médico, en un lenguaje sencillo, puede explicar qué significa cada situación que representa la enfermedad que se padece. Incluso se puede entender las complicaciones que esto tiene si se hace o deja de hacerse algo inadecuado o exagerado. Pero sería irresponsable decir que con estas explicaciones uno se convierte en un “médico de la calle”.

Axel Kaiser, doctor en filosofía y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, de Chile, publicó en 2022 El economista callejero, 15 lecciones de economía para sobrevivir a políticos y demagogos. Con estas 15 lecciones, Kaiser cree que cualquiera alcanza “una comprensión profunda de la economía”, lo que lleva a la conclusión de que no necesita ninguna autoridad o poder central que pueda decirle qué hacer para alcanzar el éxito y superar las falacias de los políticos.

Partiendo de pensamientos exageradamente simplificados, así como los de Javier Milei, se afirma que lo más importante en la economía, o también en la sociedad, es el trabajo individual. Es cierto que ninguna forma de vida humana sería posible sin trabajo. El aspecto central reside, sin embargo, en el hecho de que la vida humana sólo es posible a través del trabajo social. Por cierto, si pinto una pared, es una tarea que puedo hacer solo. Pero la construcción del muro, la brocha que uso, la pintura, el solvente y hasta la silla a la que me subo para llegar a lo alto del muro son resultado del trabajo social. Es un resultado social o colectivo desde lo que hago con un instrumento –que no lo fabrico– hasta el hecho mismo de pintar, que se ve como un acto individual, pero que es necesariamente repetición, imitación o forma de exhibir lo que se hace. “Aprendí de los demás y es el resultado de lo que me enseñaron”.

Es necesario reflexionar sobre estas afirmaciones, que parecen lugares comunes, porque existe un reduccionismo impresionante en el discurso de los libertarios de hoy; todo es, para ellos, resultado del trabajo de personas individuales. Nadie necesita a nadie para lograr lo necesario para la vida. Todos aparecen como creadores originales, únicos y exclusivos.

Kaiser plantea que uno es libre porque quiere serlo. No es necesario lograr un resultado determinado para que las personas sean libres. Pero sólo menciona libertad de comercio. La idea es que “eres libre cuando compras o vendes sin restricciones. Entonces, tus pensamientos también serán libres”. La teoría agrega que de repente, en la soledad más liberadora, produces, y en la aparición espontánea de otro productor solitario, compras o vendes. Así, sin mayor vigilancia sobre los antecedentes esenciales de este tema, se crea supuestamente un mercado que vive entre los mortales y poco menos ordena el universo.

“Eres libre si tienes algo y lo defiendes”, se insiste. Si alguien más no tiene nada o por cualquier motivo se le priva de algo, a ti te toca mirar para otro lado y defender lo que tienes para sentirte libre. El otro puede perecer o no; no importa. Lo importante es que “ejerzas tu libertad” cuando tienes propiedad privada. Al ejercerla, también ejerces supuestamente “tu derecho a vivir, a pensar y a hacer lo que quieras”. La idea señala que puedes ayudar a otra persona si quieres, pero si no lo haces, no importa, porque la otra persona, que puede que no tenga ningún bien, también es libre, concluye el autor.

A partir de explicaciones sencillas se puede aclarar cómo funciona algo (mecánico, social o fisiológico) o tener una idea sobre el objeto de cualquier ciencia. Sin embargo, definitivamente me suena a engaño esperar que con un simple razonamiento se pueda abarcar todo lo que una sucesión de pensamientos, explicaciones, teorías y controversias de una ciencia, como la economía (que aún está en construcción) y darlo como conocimiento concluyente.

Aunque Axel Kaiser, con su extraordinaria inteligencia, quiere liberar a la humanidad de políticos y demagogos con 15 lecciones, cae precisamente en lo que quiere evitar.



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