Así como llegamos a tener una
computadora en casa, portátil o con un tamaño un poco más grande que nuestra
mano, que nos permite calcular, diseñar, modelar y más, es probable que el día
de mañana, podríamos tener nuestros biosintetizadores
personales que nos provean con medicamentos personalizados y hasta una máquina
de ingeniería genética que limpie las aguas residuales de casa.
La primera vez que escuché esa idea, que parece tan alocada, ya venía acompañando al equipo iGEM Bolivia y sus ganas de participar en la competencia internacional de máquinas de ingeniería genética. El Ph.D. Drew Endy nos hizo el favor de dar la charla inaugural del 2° Congreso Internacional de Biotecnología - Bolivia Innova.
Endy es profesor en la facultad de bioingeniería de la Universidad de Stanford y presidente de la Fundación BioBricks. Con sus equipos de investigación, fueron pioneros en la amplificación de la lógica genética, el almacenamiento de datos de ADN regrabables, las partes biológicas estándar reutilizables de manera confiable y la refactorización del genoma. También es pionero de la la competencia iGEM, la “olimpiada” global de ingeniería genética que ahora involucra a más de 300 equipos de estudiantes al año.
Escuchar a Endy, siempre es como subirse a una montaña rusa que sube mientras él va explicando los avances de su grupo de investigación y propuestas, hasta que toca volver al mundo real, donde no tenemos ni las políticas en ciencia y tecnología, y mucho menos la inversión en biotecnología.
En esta charla, explica algo que siempre va sucediendo y es que hay momentos en la historia humana donde empezamos a dar saltos tecnológicos. Muchos de estos, toman desprevenidos a cierta parte de la sociedad y para otros, que nos gusta la ciencia y estamos al corriente de lo que sucede, lo asimilamos más pronto.
En las últimas décadas, se ha incrementado el uso de computadoras, pero también se ha logrado leer más el ADN de distintos organismos a través de las secuencias genómicas. Consecuentemente, se ha aprendido también a escribir ADN e incluso entender cuáles son las partes mínimas para que una bacteria pueda funcionar y realizar una acción específica. Brillar si detecta un metal pesado, descomponer un hidrocarburo o incluso enfrentar el ataque de alguna virus específico.
Por ello, la biotecnología ofrece una oportunidad para que podamos proveer lo que más usamos: energía, alimentos y vivienda; No de la manera irracional o derrochadora, pero imitando muchos sistemas biológicos, que nos permitan comprender cómo construir con biología.
La aspiración de Endy, es diseñar y construir en donde sea. Actualmente se diseña algo en California y se construye en China. Esto puede suceder, en la medida que más personas aprendan a diseñar y construir en distintas partes del planeta.
A través de un ejemplo, que inicia con la electroreducción del dióxido de carbono a formiato y cómo este proceso se puede replicar para que a través de biotecnología, una bacteria E. coli, pueda crecer a partir de formiato y no glucosa. Si todo esto se ensambla, se puede operar un bioreactor que trabaje con poca energía.
Hace unos días, un grupo de investigadores, publicó las secuencias del ARN de los componentes de las vacunas de Moderna y Pfizer. El objetivo es mejorar las herramientas de diagnóstico clínico si algún centro de investigación está realizando estudios sobre la respuesta a estas vacunas y las compara con personas no vacunadas.
Pero imagine, que en un tiempo no muy lejano, esta podría ser la manera de compartir las instrucciones para realizar ciertas vacunas. El desafío es tener los laboratorios bien equipados y el personal profesional y técnico, preparados para aceptar el reto. Quizás es tiempo de poner menos trabas al avance biotecnológico y abrir caminos para hacer realidad este tipo de sueños e ideas, aún en nuestro país.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología