Hay que leer con atención, con mucha atención la columna de Renzo Abruzzese “El poder de los vencidos” (Brújula Digital, |05|11|24|). Veamos el calado de su análisis.
Primera tesis. Evo Morales ha reducido su base social a “los estratos del trópico de Cochabamba, los indígenas de profunda raigambre rural y los grupos prebendales que construyó a lo largo de los últimos años”.
O sea, tiene un núcleo duro, férreo y leal como ningún otro partido actual, y esa base trinitaria le permite moverse y removerse en la política todavía como un actor gravitante, si no ya enteramente decisorio.
Segunda tesis. “Por reducidas que sean las bases reales del MAS Radical (el de Evo) no tienen en frente una oposición con la organicidad suficiente como para hacerle frente”. O sea, el MAS está en una debacle, pero la oposición no está colocada en mejor lugar con cada general, coronel y tenientito en su pequeño mundito dando su batallita sin levantar la cabeza y mirar todo el campo de batalla político.
Tercera tesis. “Mientras el MAS domine el escenario político con una, dos o más facciones, la naturaleza del poder que lo impulsa (es decir, el sentido de raza que orienta sus acciones) nunca aceptará otra cosa que no sea a sí mismo (…) el instrumento político tendrá una y monolítica posición de un discurso apenas diferente entre fracciones y con bandos que en realidad son cómplices y no adversarios”.
O sea, hay una pelea de liderazgos, pero dentro de un alma única y hasta ahora no resquebrajada. Los une la historia, la ideología y la identidad, tres cuerdas capaces de coser una herida epidérmica.
Hasta ahora la oposición ha seguido a pie juntillas el consejo sabio de Napoleón, quien en su momento y bajo su singular agudeza escribió: “Nunca interrumpas a tu enemigo cuando se está equivocando”.
Lleva razón, pero más vale no confiar que “arcistas” y “evistas” harán más que la propia oposición por reducir al MAS que lo que les tocaría hacerlo a ellos mismos; pues puede surgir de sus entrañas una tercera opción que dejé a unos y a otros con un palmo de narices.
César Rojas es comunicador social y sociólogo.