Este año en Bolivia se deberán
presentar los Planes Territoriales de Desarrollo Integral Para Vivir Bien
(PTDIs). Este tipo de planificación ya podría integrar propuestas para
construir o impulsar un modelo incorporando la bioeconomía.
Los PTDI son mapas de navegación para alcanzar un desarrollo integral y estratégico en alguna entidad territorial, llámese municipio o departamento. Su alcance es de mediano plazo y se deben elaborar en concordancia con el Plan de Desarrollo Económico y Social para Vivir Bien (PDES) de cinco años. Deben articularse a los planes sectoriales de los ministerios y estar en relación con los PTDI de los gobiernos departamentales.
Conversando con una colega geógrafa que me puso al día sobre este tema, me vino a la cabeza algo que podría incluirse dentro de este nuevo esquema, en la búsqueda de mejorar y aprovechar el potencial de cada región. Bioeconomía. Sobre este tema hablé ya anteriormente. Contrario a lo que muchos piensan, la bioeconomía en muchos países de la región, no nace exclusivamente de una directriz del gobierno central, como muchos esperan.
Para el 2021, en el mundo ya existían 60 países con políticas de bioeconomía. La bioeconomía opera en todos los niveles, desde lo local hasta lo global, incluyendo distintos sectores y actores en la producción, transporte, transformación, comercialización y consumo de biorecursos, así como de sus productos y servicios derivados.
Este nuevo modelo que viene creciendo en el mundo, se presenta como alternativa para el desarrollo en áreas rurales o remotas con grandes dotaciones de recursos biológicos en donde otros paradigmas de desarrollo han fallado. El resultado ya lo conocemos, sobre todo en el departamento de La Paz.
Hay todavía oportunidad de considerar el establecer bionegocios en algunos municipios como experiencias que más adelante puedan dar el ejemplo a otros está al alcance. A diferencia de la producción tradicional de café o algún otro fruto que solo considera algunos aspectos en cuanto a la manera de producir, un bionegocio se rige por directrices un poco distintas, ya que son más intensivos en Investigación y Desarrollo (I +D) y no tanto en ventas, marketing o manufactura. Un bionegocio es considerado como un instrumento de equilibrio entre los beneficios sociales, económicos y ambientales, es decir, generar negocios con un desarrollo sostenible.
Para entender cómo se fortalece un bionegocio, tuve la oportunidad de escuchar las conferencias organizadas por el IICA sobre Bionegocios en la Cadena del Café, y durante 6 sesiones pude ir conociendo como la producción de café en países como Costa Rica, Colombia o República Dominicana, no se limitan al grano de café para consumo en una taza.
Toda biomasa proveniente del cultivo de café genera más que una rica bebida. De la pulpa, mucílago y cáscara se pueden obtener muchos más productos. Desde barras proteicas y galletas, hasta bioetanol y otros muchos derivados que pueden usarse desde cosmética hasta en distintas aplicaciones alimenticias e industriales.
Cuando un PTDI es preparado por 1 sola persona, con muchos errores incluidos y no un equipo interdisciplinario, lo más lógico es que se dejen de lado muchos temas relevantes. Solo di un ejemplo, pero si nos pusiéramos a caracterizar cada producto que tenemos, como ser ajíes, maní, papas, quinuas… etc., tengo la certeza que hallaríamos biomasa y moléculas necesarias para diversidad de sectores: salud, energético, industrial y agro.
El problema es ¿cuándo daremos importancia al desarrollo de la ciencia y tecnología en el país? Mientras la biotecnología siga siendo tabú en el país, gracias a las campañas de temor que manejan los de la moda “orgánica”, pues nos quedaremos con un modelo de economía lineal altamente depredador.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología