Esta disciplina podrá sonar nueva y hasta desconocida en nuestro medio. Sus pilares se remontan incluso a finales de la década de los año ‘70. Sin embargo, no ha sido hasta hace unos cuantos años que algunos países de la región, como Argentina, Brasil, Chile y Colombia, que han empezado a incorporar este acercamiento novedoso para generar una economía circular sustentable en el tiempo (por aquel principio de reusar y reciclar) con productos de base biológica.
Entre los recién llegados está Ecuador, que en el mes de abril presentó BioEmprende, un centro de promoción y fomento de negocios basado en el uso sustentable de los recursos naturales y que se presentan como una alternativa para el desarrollo sostenible en su país. Cabe destacar, que entre las cosas buenas que hizo Rafael Correa, fue la implementación de la carrera de biotecnología, con profesores de muy alto nivel, en tres universidades.
Un informe de la CEPAL de 2017 indicaba, que pese a que América Latina y el Caribe tienen un gran potencial para el desarrollo de esta disciplina, “ha recibido poca atención en las políticas públicas de los países de la región”. ¿Qué es lo que ha cambiado en tan poco tiempo desde la publicación de este informe?
Estos países no estaban durmiendo en sus laureles, ni celebrando solsticios invernales, cuando decidieron generar estrategias y política sobre la biotecnología, identificando las prioridades y áreas que podrían generar investigación dentro de esta otra gran área multidisciplinaria. Estos países hoy cuentan con profesionales en distintas ramas de la biotecnología, institutos de investigación, programas que fomentan la colaboración entre empresa privada y la academia, normativa y un marco administrativo claro para desarrollar e impulsar la innovación y generación de soluciones.
Ahora estos países están en alguna fase de investigación o de implementación de productos o procesos que involucran algas, árboles, residuos agrícolas, bacterias, hongos, que generan alternativas para la generación y obtención de energía limpia, textiles, alimentos, medicinas y otros insumos industriales. Todo esto a su vez generando nuevos emprendimientos, fuentes de trabajo y dinamizando la economía de cada país.
Este año, la Universidad Técnica en Múnich (TUM), en Alemania, abrió la carrera de bioeconomía que funcionará en un campus dedicado a esa rama y a la biotecnología industrial. La TUM, junto a la Universidad Estatal Paulista Júlio de Mesquita Filho de Brasil y la Universidad de Queensland en Australia, han formado la Alianza Global de Bioeconomía. No sorprende que una universidad en Alemania ponga sus ojos en Brasil y Australia, dos países megadiversos.
De manera paralela, seis universidades europeas han formado la Universidad Europea de Bioeconomía: Universidad de Bolonia (Italia), Universidad de Finlandia Oriental (Finlandia), Universidad de Hohenheim (Alemania), AgroParisTech, Instituto de Tecnología para la Vida, la Alimentación y las Ciencias del Medio Ambiente de París (Francia), Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida, Viena (BOKU, Austria) y Wageningen Universidad e Investigación (Holanda). Todas estas universidades ya ofrecían el postgrado en bioeconomía.
La clave para desarrollar la bioeconomía, depende ampliamente en la variedad de organismos, sobre todo microorganismos y plantas que cada país conozca en su territorio. Los estudios previos sobre los mismos, son indispensables para plantear una serie de posibles nuevos procesos, metabolitos, proteínas, enzimas y demás subproductos que puedan reemplazar o ser utilizados en diversos aspectos que una sociedad demanda hoy en día, con la ventaja de ser renovables y sostenibles en el tiempo.
En Bolivia somos muy ricos en cuanto a diversidad biológica y por ende genética. Pero no conocemos ni la mitad. Los profesionales en biotecnología, la mayor parte están afuera o no cuentan con un laboratorio adecuado para desarrollar investigación específica. Trabajar de manera multidisciplinaria, es otro tema pendiente entre nuestros profesionales. ¿También nos quedaremos rezagados en esta oportunidad que ya surgió a nuestro alrededor?
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología