El documento “Informe de situación y perspectivas de la bioeconomía en América Latina y el Caribe”, del IICA, fue presentado la anterior semana y brinda interesantes avances y pautas sobre la adopción de un modelo de bioeconomía en distintos países de la región.
El Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA) actualmente facilita una Red Latinoamericana de Bioeconomía. La misión de la red es generar un espacio de discusión, intercambio y construcción entre los principales referentes de la bioeconomía, así como convertir a la bioeconomía en un modelo de desarrollo basado en el aprovechamiento sostenible de los recursos y principios biológicos de la región.
En el informe que se presentó se analizan los avances recientes de la bioeconomía regional, se identifican los principales desafíos y se presenta una discusión sobre los elementos centrales en la agenda pendiente. Se espera que el informe pueda servir como insumo para la sensibilización, el posicionamiento y la toma de decisiones de todos los actores públicos y privados involucrados en las estrategias, políticas y proyectos de la bioeconomía de la región.
Este modelo se está implementando en la región mediante diversos instrumentos, como la promoción de tecnologías innovadoras y probadas para una bioeconomía sostenible. Esto incluye el desarrollo de biocombustibles y bioplásticos a partir de caña de azúcar en Brasil, el uso de bosques nativos para la producción de bioenergía en Chile, y el desarrollo de soluciones biotecnológicas para la agricultura y la ganadería en Argentina.
En las experiencias presentadas, se están creando instrumentos de financiación para apoyar el desarrollo de la bioeconomía. Estos incluyen fondos públicos y privados, así como mecanismos de financiación innovadores como el crowdfunding y el financiamiento colectivo. Estos instrumentos buscan facilitar el acceso a recursos financieros para la investigación, el desarrollo y la implementación de proyectos de bioeconomía.
Además, se están diseñando e implementando indicadores de desarrollo y funcionamiento nacionales para medir el progreso de la bioeconomía en la región. Estos indicadores incluyen métricas relacionadas con la producción y el uso de biomasa, la generación de energía renovable, la creación de empleo y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Estos indicadores permiten monitorear y evaluar el impacto de la bioeconomía en el desarrollo sostenible de la región.
Sobre los emprendimientos de éxito, además de los mencionados anteriormente, se puede destacar la producción de biocombustibles a partir de microalgas en Colombia, la producción de biofertilizantes a partir de residuos agrícolas en Costa Rica, y la producción de bioproductos a partir de residuos forestales en México. Estas iniciativas demuestran el potencial de la región en la transformación de residuos en recursos valiosos para la bioeconomía.
En cuanto a recomendaciones, se sugiere promover el diálogo sobre políticas entre los interesados en bioeconomía, fortalecer la comprensión social del potencial de la bioeconomía para un desarrollo inclusivo, competitivo y sostenible, y fortalecer y coordinar la oferta de instrumentos de financiación para actividades de bioeconomía.
En Bolivia seguiremos perdiendo grandes oportunidades para ser más que simples productores de insumos básicos. Pero queda claro que para poder ingresar a este nuevo modelo que busca cortar las malas costumbres de la economía lineal y altamente extractivista, hay que saber hacer muchas cosas. La interrogante es ¿cuánto más retraso vamos a seguir generando antes de destruir más los ecosistemas?