Uno de los flancos de la propaganda del gobierno boliviano se basa en hacer creer que la economía ha crecido de una manera extraordinaria en los últimos 13 años. Ello es falso. Cuando se usa el método de medir el PIB en precios corrientes (es decir, sin tomar en cuenta la inflación), el gobierno asegura que la economía se ha multiplicado por cuatro. Pero ello también ocurrió en el país entre los años 1988 y 1997, cuando el PIB a precios corrientes subió de 10.800 millones de bolivianos a 41.643 millones. Un crecimiento así también vale para los casos de Perú y otras naciones del vecindario en años recientes.
En términos constantes, el crecimiento es mucho más modesto: digamos 4,5% de promedio de crecimiento anual da, en 13 años, 58% de aumento del tamaño de la economía, no 400%.
Sin embargo, un gobierno especialista en faltar a la verdad y hacer todo lo posible para demostrar su superioridad respecto a los regímenes del pasado, puede cruzar cualquier límite. Uno de esos aspectos ha sido la machacona insistencia, por parte del vicepresidente Álvaro García Linera, de que en 2025 el tamaño de la economía de Bolivia (PIB) sería igual al de Chile.
Obviamente eso no es posible, considerando que el PIB boliviano es de 38.000 millones de dólares, mientras que el de Chile es de 270 mil millones. Bolivia espera crecer al 4,5% en los próximos seis años. Chile podría hacerlo al 4%. Con esos datos, en seis años, algo que equivale a 38.000 no llegará nunca a convertirse en 270.000. Pero así son las matemáticas de García Linera.
Esa situación, obviamente, no genera algo de lo que debamos alegrarnos. Ojalá nuestro PIB pudiera crecer a un ritmo sostenido y que sobre todo lo hiciera basado en actividades económicas generadoras de empleo, no en extraer gas y en cobrar impuestos, como ocurre hoy. Además, debería reorientarse la inversión pública. Claramente construir estadios sin espectadores, aeropuertos sin pasajeros y fábricas de úrea sin úrea no ayudan al desarrollo.
Un estudio al respecto, del doctor en economía boliviano Rómulo Chumacero, señala que, con las condiciones que Bolivia tuvo en los últimos años, podía haber crecido al 6% o más. Así que el gobierno de Evo Morales, en realidad, perjudicó el crecimiento en vez de alentarlo. Una cosa más: se ha reducido la pobreza en estos 13 años. Es verdad. Pero se redujo en la misma proporción entre 1990 y 2003, y eso que en ese tiempo no hubo bonanza económica. Así que no hay nada que agradecerle a la administración del MAS en ese campo.
Un estudio de la fundación Inaset, que dirige Enrique Velasco, estableció que si se considera los ritmos de crecimiento de la última década en la región, y se siguen repitiendo en el futuro, Bolivia demoraría 105 años en tener la misma economía que Chile, 51 para igualar a la de Uruguay y 68 a la de Ecuador. Y creciendo al 6% (y si Perú crece al 4,5%), Bolivia tardaría 188 años en alcanzar a esa economía.
El Ministerio de Economía respondió que Inaset estaba equivocada. Sin decir exactamente qué porcentajes de crecimiento utilizó para hacer su estimación, dijo que Bolivia alcanzaría a Chile, no en 105 años, sino en… 34. Aunque el dato es dudoso, es bastante más que los seis años tantas veces repetidos por el Vicepresidente. Y para estar a la altura de los otros países de la región, se necesitan, dijo el Ministerio, tres décadas o más. Es obvio que sea así, viendo lo pequeña que es la economía de nuestro país. Sin embargo, está bien que el Ministerio de Economía se haya sincerado.
Es bueno hacer notar que, por su gran tamaño, no se toman en cuenta los casos de Brasil y Argentina, por ejemplo, en la comparación.
Respecto de la evolución del PIB per cápita de Bolivia y sus vecinos, el Ministerio no establece cuáles son sus presupuestos, es decir cuánto cree que será el crecimiento de Bolivia y los demás en las próximas décadas. Con todo, en ese campo, muestra resultados más optimistas, como que Bolivia alcanzaría el PIB per cápita de Colombia en nueve años, en 16 años al de Ecuador, 25 al de Perú y 27 años al de Chile. Ojalá.
Lo que sí llama la atención es que para alcanzar al PIB per cápita de Uruguay, el Ministerio estima que se necesitarán 2.052 años. O sea, nunca. ¿Por qué se da ello? Porque ambas economías tienen un crecimiento sostenido, pero Uruguay tiene un tercio de la población boliviana. Así de trágica es la situación.
El MAS ha insistido en el extractivismo como modelo de desarrollo. Nuestra economía, como ya se ha dicho, depende de la venta de gas y minerales, además de cobrar (exaccionar) a la gente para que pague impuestos. El próximo gobierno tendrá el gran desafío de diversificar la economía y hacer que se oriente hacia las actividades que generan más mano de obra. Ese desafío no ha podido ser cumplido nunca en Bolivia.
Raúl Peñaranda U. es periodista.