El 29 de noviembre se celebra el día internacional de este felino, fecha declarada por la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (COP14), por iniciativa de 14 países y de organizaciones de Hispanoamérica para generar conciencia sobre el importante papel que cumple esta especie en el equilibrio de los ecosistemas y las fuertes amenazas a las que se enfrenta en la actualidad.
La conservación de los jaguares en Bolivia es un tema que despierta tanto admiración como preocupación; Paola Nogales Ascarrunz se ha convertido en una figura central en esta lucha. Con una sólida formación académica que incluye una maestría en Ecología y Evolución Genómica de la Queen Mary University de Londres, tras recibir la prestigiosa beca Chevening, Paola ha dedicado su carrera a entender y proteger a estos majestuosos felinos.
Desde su infancia, sintió profunda fascinación por los carnívoros, especialmente los félidos. El jaguar, el único miembro de la subfamilia Pantherinae en América, no solo es el félido más grande del continente, sino que también juega un papel crucial como depredador tope en su ecosistema. Su capacidad para regular las poblaciones de presas es vital para mantener el equilibrio ecológico.
Uno de los logros más destacados de Paola es su investigación sobre la genómica del jaguar boliviano. Junto a su equipo, ha desarrollado herramientas basadas en ADN que permiten identificar el origen geográfico de los jaguares cazados. Los hallazgos son alarmantes: se han identificado cráneos de jaguares cazados en la región del Beni, lo que subraya la urgencia de implementar medidas de conservación efectivas en esta área.
A pesar de sus avances, Paola enfrenta significativos obstáculos. La falta de colaboración entre las autoridades gubernamentales y las fuerzas del orden dificulta el uso efectivo de sus herramientas científicas. Casos como el análisis genético de colmillos confiscados revelan un sistema que no solo es ineficaz, sino que también retrasa los esfuerzos para proteger a estos animales y deja libres a los que ocasionan estos delitos. La burocracia y la falta de sinergia entre instituciones han llevado a situaciones donde más de 300 colmillos confiscados no han podido ser analizados adecuadamente, algo que no sucede en los países vecinos donde sí se procede de manera coherente.
A pesar de estos desafíos, Paola destaca que hay aliados en esta causa. La sociedad civil juega un papel fundamental al alzar la voz contra la caza ilegal y exigir justicia a través de las redes sociales. Además, abogados ambientales están trabajando arduamente para asegurar que quienes cometen delitos contra la fauna silvestre enfrenten las consecuencias adecuadas. Sin embargo, el camino hacia una conservación efectiva requiere un esfuerzo conjunto y coordinado.
La desaparición del jaguar tendría consecuencias devastadoras para el ecosistema. Sin este depredador tope, las poblaciones de herbívoros podrían aumentar descontroladamente, lo que afectaría gravemente la regeneración de la vegetación y alteraría el equilibrio ecológico. Por lo tanto, proteger al jaguar no solo es crucial para su supervivencia, sino también para la salud general del medio ambiente boliviano.
Paola Nogales tiene planes ambiciosos para continuar su trabajo en conservación. Su objetivo es seguir desarrollando tecnologías aplicadas a la protección de los félidos y llevar a cabo acciones directas que aseguren un futuro sostenible para estas especies emblemáticas. Con su dedicación y pasión, está construyendo un camino hacia un mundo donde los jaguares puedan prosperar nuevamente en su hábitat natural.