La Paz, 24 de noviembre de 2024
Cualquier tipo de violencia es inaceptable. Sin embargo, la de tipo económico y patrimonial es importante identificarla a tiempo para ponerle freno.
Por: Fernando Durán Valenzuela*
De inicio, cualquier tipo de violencia es inaceptable. Sin embargo, la económica y patrimonial podría ser erróneamente subestimada en relación a la violencia psicológica y física, por lo que es importante identificarla temprano y ponerle freno a tiempo.
Afirmaciones como: “Yo traigo el dinero, tú sólo ayúdame con las cosas de la casa”, “No necesitas seguir estudiando, mejor dedícale más tiempo a los niños” o, “No necesitas trabajar, con el dinero que gano es suficiente para ambos”, parecen inofensivas y sin consecuencias, sin embargo, en todas las ejemplificadas se ejercen cierto grado de violencia.
La violencia económica y patrimonial
La violencia económica se manifiesta cuando alguien acapara o limita los ingresos de la pareja con la que convive, prohibiéndole trabajar, estudiar o superarse profesionalmente; el agresor (o agresora, entiéndase indistintamente para casos posteriores), condiciona los gastos de su pareja a cambio de ciertos beneficios; se niega al pago de necesidades básicas, para generar aún más dependencia; prohíbe a la víctima la toma de decisiones financieras (tener cajas de ahorro, usar tarjetas de débito u obtener préstamos financieros) y hasta la obliga a rendir cuentas, incluso de aquellos gastos efectuados con ingresos propios.
La violencia patrimonial, en forma similar y paralela, surge cuando el agresor/a: daña los bienes o pertenencias de la pareja con el objetivo de ejercer humillación; puede llegar a ocultar artículos de valor (joyas) y documentos personales (de Identificación, licencia de conducir o de propiedad); dispone del uso de bienes sin el consentimiento del verdadero dueño o del cónyuge; pudiendo incluso llegar a inducir a poner a nombre de otras personas los bienes que una persona adquirió o los heredó.
Por ello, identificar la violencia económica y patrimonial desde un inicio (ya sea en las etapas de amistad, noviazgo o relación conyugal) es muy importante. Las consecuencias de no hacerlo a tiempo podrían ocasionar el surgimiento de violencia psicológica y física en el mediano plazo y en el despojo de recursos económicos o bienes materiales en el largo plazo, entre otras graves.
Fomentemos la igualdad de género e independencia económica
Lamentablemente, todo lo señalado anteriormente continuará existiendo mientras no se establezcan escenarios que fomenten una mayor igualdad de género e independencia económica conyugal, asimismo, mientras no se denuncien y se castiguen los actos de violencia y se promuevan formas sanas de vivir en pareja y en familia.
En consecuencia, urge que la educación sobre igualdad de género e independencia económica, que conlleva enseñar a “generar” y realizar adecuadas “gestiones de administración de ingresos propios”, sea impartida y tratada con prioridad y abiertamente en todos los niveles y ámbitos educativos, incluyendo los laborales y familiares.
Por otra parte, se debe trabajar en la difusión y entendimiento del respeto y autoestima, siendo estas últimas prácticas la base esencial para erradicar este mal.
Solo así, se podría conseguir un verdadero cambio social, económico, y hasta político, sobre el entendimiento del porqué existe tanta violencia, especialmente hacia las mujeres.
*Es economista.