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Filia Dei | 29/05/2023

Vestir boliviano o segunda mano

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

Si a usted aún no le impresiona la cantidad de puestos y tiendas que venden ropa de segunda o “nueva” pero que ya no está de moda, quizás tampoco le interesa que cada día el país genera menos empleos y más vendedores gremiales.

Los relatos que escucho por parte de mis papás sobre las 3 fábricas de zapatos que existían en la zona de San Pedro y al menos 4 grandes fábricas de textiles que existían en la ciudad, son alucinantes. Algunas tenían 3 turnos de trabajo, con unas 300 a 500 personas por turno y con productos de excelente calidad.

Luego, la viveza criolla de algunos partidos políticos, introdujeron el contrabando y poco a poco, estas fábricas empezaron a mudarse a países vecinos con más incentivos para producir. Otra fábrica de zapatos se mudó a Chile. Me comentan que hacían zapatos novedosos y hasta de colores. No hace mucho, una fábrica de pantimedias y medias se mudó a Perú y nos quedamos con más desempleo.

En Santa Cruz, existían al menos 2 textileras que procesaban parte del algodón que se producía. Incluso, se vendía el algodón sin procesar a Perú y para variar, este volvía al país ya procesado como poleras terminadas. Hoy Perú es reconocido a nivel mundial por su prendas con algodón pima, de fibras extra largas y suave al tacto. Me refieren que en aquellos años no se hablaba de soja y la producción de algodón era lo que destacaba en Santa Cruz.

¿Se imagina que en Bolivia, en los valles pudiéramos producir algodón tipo pima y con variedades de color? Porque eso está haciendo hoy Perú. Han recuperado variedades en tonos marrón, verde y lavanda. Pero eso sucede cuando se le pone empeño y atención a las variedades nativas y existe investigación, profesionales y técnicos que logran estos resultados.

Las únicas prendas de hechura nacional que poseo son de lana de alpaca, la cual es muy útil por ser ligera y bastante abrigada, aunque si  no está bien procesada, es rechazada por causar picazón. Al menos, las mujeres artesanas de las que obtengo este producto, han aprendido a elaborar prendas de mejor calidad. Y cabe destacar a las pequeñas empresas que aún elaboran zapatos de cuero de buena calidad. Comparados con la moda de los zapatos deportivos, me quedo 100 veces con uno de buen cuero, que además evita los hongos y no deforman la pisada del pie.

Hace poco caminaba por algunas zonas en Santa Cruz. Norte o sur, 1° anillo o 7°, los puestos o tiendas de ropa usada o de contrabando abundan. Lo mismo en La Paz, las avenidas y vías principales ahora lucen escaparates con este mismo tipo de prendas. Y lógico, a la juventud le gusta porque son modelos originales y a veces exclusivos. ¿Económicos? No del todo, muchas de esas prendas igual se venden en 100 Bs o más.

Algunos aún recuerdan los años dorados de la última empresa textilera que destacó y que poco a poco fue ahogada hasta terminar como una empresa estatal. Una ex trabajadora de Ametex, mencionaba que alrededor de 3500 personas trabajaban en esta empresa. Hoy, se estima que son 10 000 vendedores de ropa usada en el país y quizás esta cifra crece cada día.

Pero este panorama ya es normal y al parecer el relato que me refieren mis padres no retornará. En las estadísticas, el crecimiento exponencial de vendedores gremialistas de este tipo de prendas, parece ser considerado como una fuente de trabajo y símbolo de que “estamos saliendo adelante”. De productores de algodón, con fábricas textiles con más de 1000 empleados a vertedero de ropa usada o de 2° mano. ¡Vaya cambio que hemos logrado!

Cecilia González Paredes M.Sc. 

Especialista en Agrobiotecnología



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