Entre las vacunas que aparecieron
el año pasado en la competencia por generar soluciones contra la epidemia de la
Covid-19, las que más llamaron mi atención fueron las que emplean simplemente
una proteína para activar el sistema inmune.
Entre las 15 compañías que están desarrollando este tipo de vacunas, la que más llama mi atención es la de la compañía canadiense Medicago, que estableció una cooperación con GlaxoSmithKline (GSK) con mayor presencia mundial.
El diseño novedoso es que Medicago emplea plantas de tabaco genéticamente modificado, mediante transgénesis, para producir estas proteínas, similares a las que usa el virus para atacarnos, sin el material genético del ARN o similares. Luego se extrae el producto y una vez purificado, se elabora la vacuna.
Esta metodología facilitará que la vacuna se pueda producir, en países cuya regulación es más amigable con la biotecnología. Por ahora, han entrado en fase III y también han abierto la convocatoria a voluntarios que quieran ser parte de esta fase, por ahora limitado a Canadá y Estados Unidos.
Este tipo de vacunas, representa un cambio total de enfoque sobre las vacunas clásicas. Generalmente, cuando doy charlas sobre los beneficios de la biotecnología, hago énfasis en la diversidad biológica y como ésta es fuente de inspiración, además de proveer moléculas nunca antes consideradas. La biodiversidad va más allá de lo que ven nuestros ojos y lo microscópico cobra mucha importancia hoy en día.
Al otro lado del mundo, mientras esta vacuna seguía su desarrollo, la compañía de semillas en Japón Sanatech, desarrolló y presentó al público sus tomates GABA. En diciembre de 2020, esta compañía presentó su documentación y respaldo al ministerio de salud y al de agricultura sobre su tomate GABA, obtenido a partir de edición genética, con la herramienta Crispr/Cas9.
El ácido γ-aminobutírico (GABA) es un aminoácido, que no se vuelve proteína y que tiene efectos hipotensores, es decir baja la presión arterial. El tomate (Solanum lycopersicum L.) se encuentra entre los vegetales más cultivados y consumidos del mundo y contiene niveles más altos de GABA que otros cultivos importantes. Sanatech ha logrado aumentar estos niveles aún más. En vez de tomar sus medicamentos diarios para la presión ¿no preferiría consumir una porción de tomates GABA?
Por ahora, Sanatech, distribuirá de manera gratuita sus semillas a los productores que quieran hacer la prueba con esta nueva variedad, por ahora solo disponible en Japón. La compañía también seguirá invirtiendo en desarrollar productos con un beneficio directo a la salud de los consumidores.
Cabe resaltar que la edición genética tiene herramientas mucho más precisas que las "clásicas" de la ingeniería genética. La aplicación de Crispr/Cas9, como tijeras genéticas, fue el avance reconocido por los premios Nobel el año pasado, y otorgado a Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna, quienes son las que más lo han estado aplicando en distintos ámbitos.
No faltan los despistados, que ya empezaron a hacer la campaña contra la edición genética, inventando nuevos bulos y aprovechando la falta de cultura científica en la población para sembrar nuevos temores sin fundamento.
Mientras acá se vislumbra que dentro de poco, las Áreas Protegidas pasarán a ser explotadas en sus recursos mineros e hidrocarburíferos, sin importar el manejo adecuado de los demás recursos, Canadá anunció la semana pasada, que tampoco aplicará la regulación estricta a productos que se obtengan con edición genética. No cabe duda que mientras otros países avanzan y aprovechan su sistema de investigación y desarrollo, acá seguimos como el cangrejo.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología