El pasado viernes 15 de enero, se
transmitió un debate sobre el dióxido de cloro entre el inmunólogo molecular
Leonardo Ferreira, PhD. y Patricia Callispieris, médico con especialidad
en traumatología.
Si gusta puede buscar el mismo en la red social de Facebook y seguir el resto de la discusión. Sin embargo, me quiero centrar en un solo punto que surgió en dicho debate. Ferreira señaló un punto que fue rechazado categóricamente, cual si fuera motivo para ofenderse por parte de la médica Callispieris. Este punto es la falta de una cultura científica en el país.
A partir del descubrimiento del microscopio, realizado por Antonie van Leeuwenhoek (c. 1665), que permitió conocer que hay pequeñas estructuras y pequeños organismos, se pudo dar un salto en el desarrollo científico en distintos aspectos. Esto a su vez, contribuyó a que un par de siglos después, se desarrolle la pasteurización. Este proceso térmico que es realizado en líquidos con la intención de reducir la presencia de agentes patógenos que puedan estar presentes, principalmente en la leche, aunque hoy se aplica a distintos alimentos, y que fue generado por Louis Pasteur, junto a Claude Bernard.
Tan solo estos dos hechos, de muchos más que se dieron durante los siglos, nos logran explicar la realidad, predecir y finalmente todo este proceso del método científico y sus descubrimientos y avances, termina influyendo nuestra cultura. De ahí que ya no es usual escuchar que la basura por sí sola genera moscas “espontáneamente”. Hoy conocemos que es en la basura y demás material en descomposición, donde moscas y otros insectos alados, depositan sus huevecillos, que terminan eclosionando y aparecen las molestas moscas.
Pero la falta de cultura científica se ve reflejada en un país donde sus ciudadanos no tienen idea de cómo tomar la temperatura con un termómetro de mercurio, algo que algunos aprendemos en casa, pero también en los laboratorios de química y biología. El uso de un termómetro es básico aún en las materias de ciencia en colegio.
Sin embargo, ya habíamos mencionado antes, que en Bolivia, lamentablemente, la enseñanza escolar de materias relacionadas a la ciencia y tecnología, no alcanza ni un nivel óptimo. Esto también tiene su repercusión en las universidades e incluso en la formación profesional.
Así como se puede ignorar el manejo de un termómetro de mercurio, tampoco sorprende que la población en general haga un uso indiscriminado y desordenado de los antibióticos. Desde médicos negligentes que lo recetan para un resfriado común, hasta gente que con tomar dos días este medicamento, es suficiente para parar una infección estomacal.
Por ello tampoco ya asombra, que existan biólogos en nuestro medio, que afirman que la herramienta de la transgénesis, es peligrosa, por generar alteraciones al azar. Siendo que esta es una de las herramientas de la ingeniería genética, por lo mismo mucho más precisa en su aplicación y los cambios se logran conocer de manera exacta, al aplicar herramientas de la biología molecular.
En este contexto, es fácil vender un producto milagroso que promete curar hasta aquellas enfermedades que no sospechaba usted padecer. En resumen, lo cura de todo. ¿La evidencia de este argumento? Muchos testimonios no documentados, que el hijo del vecino se curó y hasta una publicación donde trabajan con embriones de aves, un modelo que no se utiliza para evaluar la acción de sustancias químicas para humanos. Que su uso se haya probado como desinfectante y germicida externo, no implica ni garantiza que se pueda usar sin problema en nuestro organismo.
¿Usted escuchó del NP001? Esta fue la excusa que se expuso en el debate y que la parte en contra no supo responder y tampoco recibió una respuesta clara cuando preguntó qué era. Este código se usa para el clorito de sodio (NaClO2) y si es un poco perspicaz, notará que es un compuesto distinto al ClO2. Por lo tanto, son dos cosas distintas.
Como quiera el NP001 tampoco mostró, en los ensayos clínicos, ningún beneficio en la desaceleración de la progresión de la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Sin duda, confundir en un debate, es una estrategia que se emplea, cuando no hay mucho argumento para sustentar alguna falacia. Ese es otro resultado de carecer de cultura científica.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología