Salieron los datos del censo y resulta que hemos aumentado la cantidad de habitantes en Bolivia, de 10.059.856 según datos del censo del año 2012, a 11.312.620 según el censo de este año. Nos hacemos la pregunta ¿tan poquitos? Esos resultados causan duda.
La tasa de mortalidad general en Bolivia es del 7,9 por 1.000 habitantes (2019), y por datos publicados por Unicef, en Bolivia cada año nacen 243.000 niños; además se tiene el dato de tasa de natalidad bruta es de 21,6 por cada 1.000 habitantes; por lo tanto resulta extraño el resultado publicado en cuanto al censo. La pandemia ha causado mortalidad y podríamos añadir a esto el sesgo de casos no registrados de muertes así como de nacimientos.
En referencia a la pandemia, la OMS declaró el fin de la misma en mayo del año 2023 y para ese momento se habían declarado como fallecidos en Bolivia por la COVID-19 a 22.377 decesos acumulados desde el principio de la pandemia durante las seis olas; de todos los decesos reportados la mayor cantidad la tiene Santa Cruz (9.043 decesos), le sigue Cochabamba (3.255 decesos) y La Paz (3.162 decesos), datos analizados y descritos en un trabajo realizado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Mayor de San Simón, con la Universidad de Umea de Suecia; en contraste, el informe presentado por el Instituto Nacional de Estadística, correspondiente al censo 2024 declaran fallecidos por pandemia a 147.000 personas.
Los resultados del censo no son compatibles con las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y pareciera tener tintes mal intencionados, y aunque eso no esté sucediendo, las acciones de los últimos años de parte del Gobierno y sus distintas entidades han hecho que se desconfíe de todo, desde el montón de reuniones con sectores para resolver el tema del dólar (situación hasta ahora no resuelta), hasta resultados de un proceso que debería ser netamente técnico.
Para cualquier planificación, principalmente presupuestaria, son fundamentales los datos del censo, así como en una familia se arma el presupuesto en función a la cantidad de miembros que la componen y sus necesidades, es indispensable tener el dato de cuántos somos para la asignación presupuestaria específica para cada región; la confianza en los datos es tan escasa y no solamente influirá en las decisiones inmediatas, si no en las de mediano y largo plazo.
Este es el censo número 12 de nuestra historia, el primero se realizó en el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz; a un año del bicentenario pocas veces se han hecho estos registros tan importantes. El resultado del último acto censal parece ser la previa que necesita el Gobierno actual para los procesos electorales que se vienen; nada es casual, todo es causal.
Cecilia Vargas es médica y catedrática universitaria.