Luego de seis meses de tomar la
medida de suspender los fertilizantes químicos,
Sri Lanka abandona la medida y el sueño de ser el primer país orgánico. De este lado del mundo, Brasil
aprobó el uso de trigo HB4 desarrollado por Argentina, para su consumo.
El sueño irreal de Sri Lanka de volverse la primera nación el mundo con una producción 100% orgánica, se canceló recientemente, luego de que varios sectores productivos reclamaran durante meses la escasez de una alternativa orgánica para sus cultivos, siendo los más afectados los cultivos de té, arroz y caucho.
La fórmula de cómo llevar a todo un país al caos por seguir los caprichos de activistas, entre las que destaca el consejo de Vandana Shiva, tuvo que detenerse. Lo lamentable, es que nunca veremos a estos gurus del ambientalismo, que pregonan que solo una agricultura sin químicos es la solución, disculparse o tomar responsabilidad de sus declaraciones o informes basados en experiencias pequeñas, que no asemejan la realidad de un país.
Sri Lanka intentó usar fertilizantes orgánicos, pero lamentablemente, este mercado no cuenta con certificación de producto de calidad y se necesita también mucha cantidad.
Según lo informado por The Print, Sri Lanka rechazó 99.000 toneladas métricas de fertilizante orgánico importado a un costo de $ 63 millones de China, después de que se descubrió que las muestras estaban contaminadas con microorganismos, patógenos y enfermedades dañinas para el suelo, las plantas y los seres humanos.
Ahora el país ha tenido que reanudar la importación de urea y potasio. La producción de una campaña, sin embargo, ya ha sido afectada por esta maniobra imprudente por parte de sus autoridades.
En este lado del mundo, recibimos esta semana, la noticia de que Brasil dio luz verde a la harina de trigo OGM, del evento HB4, con tolerancia al estrés hídrico, desarrollado por la empresa argentina Bioceres.
El año pasado, Bioceres obtuvo una aprobación condicional en la Argentina a la espera de una autorización por parte de Brasil, el mayor comprador individual del cereal. Brasil compra el 45% del trigo exportado por la Argentina.
Es también de lamentar, que a la fecha la industria continúa pregonando ignorancia en cuanto a posibles contaminaciones. Si el trigo está molido, la única contaminación que debería preocuparnos es la de micotoxinas, que son bioacumulables y son pieza clave en muchos diagnósticos dañinos a la salud.
El trigo HB4 de Bioceres, es equivalente al que ya se usa en Argentina y Brasil. Irónicamente, la mayor parte del trigo que consumimos en la región son variedades que fueron obtenidas por mutación dirigida con radiación. Repito, estas variedades no pasan el proceso de bioseguridad que se demanda de un OGM.
Mientras Sri Lanka ha afectado su producción agrícola por perseguir un capricho ideológico, Argentina ha desarrollado su propia tecnología para hacer frente al cambio climático y Brasil está reconociendo esa capacidad al aprobar el evento para su venta en su mercado.
No olvido mencionar que este año, Brasil no solo empezó la venta interna del frijol con resistencia al ataque de un virus, sino que ya liberó la sexta variedad de caña de azúcar con resistencia a una plaga. La biotecnología es una caja de herramientas para buscar soluciones ante las apremiantes a las que debemos hacer frente y no solo contemplar ideologías que solo detienen el desarrollo científico de nuestro país.
Cecilia González Paredes M.Sc.
Especialista en Agrobiotecnología