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El Tejo | 28/08/2022

Santa Cruz: autoridades sin liderazgo

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

No hace justicia a la pujanza cruceña que se disputen su liderazgo dos ciudadanos que, por lo que se los conoce por su actuación pública, no reúnen las condiciones para ello: los otrora aliados Luis Fernando Camacho y Johny Fernández, hoy gobernador del departamento y alcalde de Santa Cruz de la Sierra, respectivamente.

Ambos tienen su origen en el poder de grupos corporativos cruceños que desde hace décadas tratan de dominar la representación de esa región. Fernández, cuyo único mérito fue ser hijo del difunto y exitoso empresario Max Fernández, obtuvo el apoyo de esos grupos de poder (que ahora también respaldan a Camacho) cuando disputó la alcaldía de Santa Cruz al Ing. Percy Fernández (con quien no lo une ningún grado de parentesco) en 1995.

Entonces, esos grupos estaban en abierta confrontación con Percy Fernández porque éste puso freno al copamiento de esos grupos a las instituciones estatales y gremiales que se dio particularmente durante la gestión dictatorial de Hugo Banzer. Llegó a tal grado esa confrontación que incluso en contra del interés del ya presidente constitucional Banzer —que ese año, 1995, trató de tranzar con el MNR para hacer posible que en La Paz asuma la alcaldía de esa capital su militante Ronald MacLean a cambio de que Percy lo haga en Santa Cruz— esos grupos impusieron que sea Johny el que ocupe la silla consistorial… y así le fue a Santa Cruz.

Por su parte, Camacho mostró cualidades de caudillo en las jornadas de octubre-noviembre de 2019, que culminaron en la renuncia y fuga de Evo Morales, razón por la que adquirió relevancia nacional, pero que la perdió por actitudes que mostraban sus limitaciones políticas y una peligrosa tendencia autoritaria, que provocaron fracturas con distintos sectores sociales y políticos tanto de Santa Cruz como del país, particularmente por su relación con el gobierno de la presidenta Jeanine Áñez, de la que fue corresponsable hasta su rompimiento.

Hoy, por diferentes circunstancias esos grupos de poder han vuelto a copar dos espacios clave como son la Gobernación y el municipio capitalino para confrontar, con Camacho, al poder central, y al ex gobernador Rómulo Costas dentro la región, y a Percy y sus sucesores, en la ciudad con Johny.

Pero, la vida política siempre presenta sorpresas y pese a tratarse de dos de sus hechuras esos grupos no han podido controlar el carácter de ambos lo que ha permitido que colisionen provocando un enfrentamiento que, hasta ahora, no parece ser fácil de apaciguar.

El problema es que la actuación de ambas autoridades no sólo afecta los intereses legítimos de Santa Cruz pues dirigen unas gestiones plagadas de irregularidades e ineficiencia, sino al sistema democrático: por un lado, el MAS tiene el recurso de aprovecharse de esas características para tratar de ocultar las suyas propias (a diferencia de lo que pasa en espacios de la administración estatal ganados por la oposición donde hay buena gestión como, por ejemplo, Cochabamba o, incluso polémica como en La Paz; en esos casos el MAS utiliza su aparato judicial a fondo). Por el otro, impide el surgimiento de nuevos liderazgos y proposiciones porque la pugna entre gobernador y alcalde domina y polariza el debate interno.

Y lamentablemente eso sucede en momentos en el que el país requiere propuestas renovadas para preservar la democracia y enfrentar el desarrollo nacional que, dado el devenir histórico, deberían tener en Santa Cruz su principal punto de origen.

Juan Cristóbal Soruco es periodista



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