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Filia Dei | 08/07/2022

Row vs. Wade y un diminuto aporte

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

El pasado 24 de junio se dio una decisión histórica por parte de la Corte Suprema de los Estados Unidos que anuló la decisión Roe v. Wade de 1973 que había legalizado el aborto en todo el país hasta las 24 semanas de embarazo.

Luego de concluir mi maestría en Estados Unidos, pasé varios meses extra en pequeños trabajos y buscando algo más estable. Durante aquel tiempo tenía horas libres algunos días de la semana. Si bien me consideraba católica y estaba explorando más de mi fe, no tenía la sana devoción de rezar el Rosario.

Cerca de donde me hospedaba, se encontraba una de las clínicas de aborto más frecuentadas en Tempe, Arizona. Alguna vez, cruzando por esa avenida, me tocó ver que un par de señores mayores ponían una imagen de la Virgen de Guadalupe en una esquina y hacían algo que tenía pinta de estar orando. Recuerdo incluso, como una colega de la escuela hizo un comentario despectivo sobre la “locura” de esta gente y su campaña contra el aborto.

En mi tibieza, aquella vez, solo escuché y me cuestioné qué es lo que movía a estas personas a pararse o caminar fuera de este lugar. Finalmente, por curiosidad primero, me acerqué un día. Llevé el rosario que mi madre me entregó y que apenas utilicé hasta ese entonces. Los nervios me superaban, sentía vergüenza de no saber ni cómo utilizar el arma más poderosa que tenemos los católicos.

Llegué a esa esquina un viernes en la mañana a finales de noviembre del 2012. Dos señores mayores y una señora eran los que recitaban el Ave María y entregaban folletos. Me saludaron un poco extrañados y luego que me explicaron en qué consistía su apostolado, sin pensarlo decidí unirme.

Sin duda, la educación en casa, donde un médico neonatólogo me explicó varias veces las bases de la embriología, más lo que aprendí desde colegio, siempre me dejaron en claro dónde inicia una vida humana, y no la falacia que hoy enarbolan de que la vida inicia cuando eres capaz de ser “independiente” o si sientes dolor o no. La biología me dejó en claro una realidad mucho antes de comprenderla a la luz de la fe.

Las tres personas que me guiaron en aquel apostolado, aplaudieron mi coraje al acompañarlos. La verdad es que ignoraba el peligro al que me exponía. Desde insultos hasta balazos, los que rezan frente a laboratorios, reciben toda clase de vituperios y ataques. No faltó algún sacerdote arrestado por tamaña afrenta. En contraste, no faltan las mujeres que se acercan agradecidas por el apoyo y guía que recibieron.

Esta pasada fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, recibimos con sorpresa y algunas lágrimas de emoción, la noticia de como 6 jueces de la Corte Suprema pusieron fin a casi medio siglo de aborto indiscriminado en todo el país hasta las 24 semanas de embarazo. Mi corto tiempo en este apostolado también aportó.

La decisión no prohíbe ni criminaliza el aborto, ni reconoce el derecho constitucional a la vida del niño por nacer, pero elimina las barreras legales, creadas y aplicadas estrictamente por el poder judicial federal, que durante décadas ha impedido que los estados restrinjan o prohíban severamente la matanza de niños no nacidos.

Con esta decisión también se deja ver la verdadera cara del movimiento que aplaude los asesinatos. Ataques constantes, principalmente a iglesias Católicas. Amenazas de quemar y matar a los jueces involucrados, protestas llenas de rabia y gritos histéricos. Son apenas una muestra de la locura que se apodera de los que están a favor del relativismo, que prefieren pagarle a la mujer un aborto que una licencia de maternidad. ¡Vaya apoyo a la mujer!

Roe vs. Wade trastornó mucho el mundo en el cual vivimos, pero solo un Dios omnipotente, podría sacar provecho de una decisión tan cruenta. Nunca imaginé, que mi historia definitiva de conversión surgiría a las puertas de un aborto, donde aprendí a rezar el Rosario completo y a enfrentar riesgos al amparo de la Divina Providencia.

Cecilia González Paredes M.Sc. Especialista en Agrobiotecnología



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