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Filia Dei | 01/05/2021

Propiedad intelectual para generar ID

Cecilia González Paredes
Cecilia González Paredes

El pasado lunes 26, se recordó el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, mediante el cual se pretende que la sociedad se informe y conozca la función que desempeñan los derechos de propiedad intelectual (PI) en el fomento de la innovación y la creatividad.

Esta fecha fue decretada el 2000, por la ONU a través de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Este día entró en vigor, en 1970, el Convenio de la OMPI para celebrar el Día Mundial de la PI a los fines de fomentar una mayor comprensión general de la PI.

No sé cuán estricta sea la academia en Bolivia, pero tanto en la universidad en México en la que me formé profesionalmente, y más aún en la de Estados Unidos, el tema de plagio era severamente castigado. De allí, me quedó la costumbre de siempre escribir dando crédito a quien corresponda y evitando el famoso “copy/paste”, que muchos parecen disfrutar, olvidando citar la fuente de tal copia descarada.

Cuando alguien genera algo novedoso en música, pintura, tecnología e investigación, tiene el derecho a que se le reconozca esa creatividad. En este punto quizás muchos salten, aludiendo que todo debería ser de libre uso, por el bien común.

Cabalmente, hace unos días atrás, una autoridad del país, iniciaba una campaña para pedir que se liberen las patentes de las vacunas. ¡Como si en Bolivia hubiera alguna farmacéutica que pueda fabricar vacunas! Llega a tal punto la ignorancia de la realidad, que las autoridades no se han percatado lo atrasados que vamos en temas de innovación tecnológica en todos los aspectos.

Aún más irónico, es que existen algunas tecnologías con patentes liberadas para el bien de todos. Una de ellas es el arroz dorado. Este OGM, contiene un precursor de la vitamina A, lo cual hace más nutritivo este alimento de consumo masivo. Bolivia podría solicitar esta patente y desarrollar arroz dorado, sin tener que pagar regalías por la producción de esta semilla. “Mejorando el estatus de la Vitamina A en poblaciones vulnerables se puede reducir la tasa de mortalidad en menores de cinco años por lo menos en un 23% y librar de la ceguera irreversible”.

Sin embargo, vivimos en una sociedad de demagogos. Se espera que un fitomejorador, que no tiene acceso a la biotecnología, obtenga nuevas variedades vegetales mejoradas gratis. Estas nuevas variedades, son pieza clave para la seguridad alimentaria y hacer frente al crecimiento demográfico, así como a las variaciones bruscas en temperatura y precipitaciones.

Con métodos convencionales, obtener una nueva variedad, puede durar entre cinco a 10 años. Luego, nadie menciona el tiempo y trabajo invertido por parte del fitomejorador. Su trabajo y esfuerzo no se ve recompensando al pedir que la variedad que logró sea distribuida de manera gratuita. Ya quisiéramos ver a alguno de nuestros parlamentarios lograr algo similar, sin recibir sueldo.

Actualmente, Bolivia es miembro de la UPOV - Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales. El objetivo de este convenio es  proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales, con miras al desarrollo de nuevas variedades vegetales para beneficio de la sociedad.

Acá viene el mayor obstáculo. Muchos tienen la visión romántica de que uno puede guardar las semillas al infinito. No es así. Los cultivos, requieren refrescar el material genético cada cuatro a seis años. Esto logra reducir los efectos de las plagas y puede proporcionar características deseables ante los fenómenos climáticos. Pero para lograr este desarrollo constante, se necesita de inversión. De ahí, que reconocer la propiedad intelectual a los mejoradores de cultivos, es una prioridad si queremos dejar de tener bajos rendimientos o variedades caducas.

Actualmente, la riqueza de un país, reside más en la capacidad innovadora de sus personas que exclusivamente en sus recursos naturales. El sistema de propiedad intelectual, es necesario para proteger la invención y fomentar la innovación. Menos bulo sobre este punto y a fomentar la innovación con PI es lo que urge en el país.

Cecilia González Paredes M.Sc.

Especialista en Agrobiotecnología



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