Problemas poblacionales

Bolivia tiene serios problemas poblaciones que no preocupan a los ciudadanos ni a las autoridades. En la primer parte de este artículo, los listamos, mientras que, en la segunda, damos algunas sugerencias para superarlos.

El primer problema es el envejecimiento acelerado como consecuencia de la rápida disminución del número de hijos por mujer, del aumento de la esperanza de vida y de la migración de jóvenes. Al no presentarse en forma uniforme a lo largo del territorio nacional, estos fenómenos introducen una nueva dimensión a la desigual social.

Luego, se tiende a agravar el desequilibrio demográfico (muchos adultos y pocos jóvenes) y territorial provocando un serio problema para el futuro de la economía, del bienestar de la población y del sistema jubilatorio. En un periodo de 30 años, entre el año 1990 y el 2020, un millón de bolivianos dejaron Bolivia (datosmacro.com), la mayor parte gente joven en edad de trabajar. Preocupa que muchos de ellos, son personas con buenos niveles educativos, sobre todo los que migraron hacia Estados Unidos y Europa, provocando la ausencia de rotación generacional en todos los campos, por ejemplo en política no hay jóvenes que asuman los liderazgos y en ciencias hay un deterioro generalizado porque nuestros mejores jóvenes abandonan Bolivia. Todo esto ocurre en un marco donde las familias están muy contentas de que sus hijos se establezcan en el exterior. La migración de jóvenes con educación significa una pérdida económica importante para Bolivia.

La aún persistente dispersión demográfica y la migración interna en torno al eje central es el segundo problema. La dispersión demográfica encarece la provisión de servicios urbanos (agua, alcantarilla, electricidad, servicios de educación y salud, etc.), dificulta la comunicación interpersonal y comunitaria y la difusión de conocimientos y tecnología. Las ciudades capital de departamento crecen aceleradamente planteando nuevos problemas urbanos. Pueblos y ciudades pequeñas no se benefician de la acción del Estado.

Se requiere la atención de la población y de los gobiernos frente a estos problemas. Algunas políticas que se podrían adoptar son las siguientes: Poner en marcha disposiciones que promuevan el equilibrio demográfico generacional para evitar problemas de pérdida de productividad laboral y dificultades al sistema de pensiones.

El instrumento básico para lograrlo es la inducción social explicando los peligros de no atender este problema, acompañado del otorgamiento de facilidades para que las parejas jóvenes tengan dos o más hijos, por ejemplo, pedir a los establecimientos privados de educación (escuelas, colegios, universidades) dar becas completas para el tercer hijo y los siguientes y aumentar los montos del bono Juana Azurduy, del subsidio de lactancia y del bono Juancito Pinto. Desarrollar sistemas de apoyo para las madres que trabajan. Ofrecer oportunidades laborales a los jóvenes capacitados, que a la vez que les permitan una remuneración adecuada a sus esfuerzos educativos, les den la posibilidad de realización personal, de formación y de reconocimiento social. Ofrecer incentivos para la repatriación de profesionales bolivianos que trabajan en el exterior para que regresen a Bolivia, por ejemplo, rebaja de aranceles, créditos para la vivienda, subsidio de instalación, protección laboral, etc.

Finalmente, se requiere ejecutar un plan de reordenamiento territorial incentivando el desarrollo de ciudades intermedias, dotándolas de servicios básicos, de medios de transporte y comunicaciones y ofrecer ventajas adicionales al personal del sector público, especialmente a maestros y personal de salud, que quiera establecerse en ellas.