Contra el odio

Un 80% de artículos de opinión y de los discursos políticos son de odio. Así no se puede construir un país. En este artículo manifiesto mi alarma, intento explicar las razones por las que crece el odio y sugiero frenarlo.

Hace algún tiempo que los que se pronuncian públicamente, oralmente o por escrito, no dejan de manifestar odio, con expresiones agresivas e hirientes, contra Evo Morales y el MAS. Ellos dicen que desde el MAS hacen lo propio contra la gente de clase media de piel clara. Este odio creciente está provocando serios problemas a la economía y al funcionamiento de las instituciones, y está agravando el racismo. Los rencores impiden pensar, por lo que pueden llevar a juicios incorrectos que terminen en violencia.

¿Por qué hay tanto odio en algunos sectores de la clase media contra el MAS? Pienso que puede ser por razones ideológicas, por críticas asociadas a la moral y por celos sobre la apropiación del poder. Los bloqueos organizados por Evo molestan a todos, a moros y cristianos. Sin embargo, estas explicaciones no terminan de explicar el crecimiento del odio. Desgranaremos una por una.

1.  En la historia de Bolivia y del mundo han sido frecuentes los conflictos y rivalidades entre la derecha y la izquierda, en sus diferentes matices. No es la primera vez, pero ¿por qué está creciendo el odio ahora? En los años 80 hubo serios conflictos entre la coalición de izquierda UDP, conformada por el MNRI, el MIR, el PCB y la oligarquía de entonces, pero no se llegó a los niveles actuales de odio. Los campesinos estaban muy poco representados en la UDP y sus dirigentes, sobre todo los del MIR, pertenecían a familias de abolengo aparentadas a las de la oligarquía. No cabía la animadversión entre pares. La situación actual es diferente.

2.  Las críticas de orden moral son de tres tipos. Se acusa a Evo de haber tenido relaciones amorosas con una menor y se abunda en acusaciones de corrupción y narcotráfico. Estas críticas tienen fundamento, pero lo que llama la atención es que no se las hubiera hecho con la misma intensidad a gobiernos anteriores, pues también hubo importantes personajes que enamoraron a mujeres jóvenes (lo que no está bien); la corrupción existió desde la Colonia, y la implicación de Evo Morales con el narcotráfico no fue denunciada ni por Estados Unidos. Pero se puede entender que mucha gente que votó por el MAS se sienta traicionada, pues esperaba que fuera un mejor gobierno.

3.  Conflictos por hacerse del poder siempre han existido y pueden considerarse normales, pero en los últimos 20 años han tomado un cariz propio: la clase media de piel clara no acepta ser gobernada por gente con la piel oscura. Su posición, a veces, se justifica por sus críticas al mal gobierno y, últimamente, a la pasividad de los gobernantes para hacer frente a la crisis.

El largo gobierno del MAS tiene sus luces y sombras, pero no me parece que debería ser fuente de rencor. Claman porque se cambie de “modelo”; en realidad quieren que se cambie el color de las caras de los gobernantes. La pasividad del gobierno actual y de otros, si bien es fuertemente criticable, no debería dar lugar a odiarlo.

Dando rienda suelta a su rencor, sin tener en cuenta el daño que hacen a Bolivia, han hecho creer a Naciones Unidas que estamos al borde de la hambruna y al World Justice Project que somos el subcampeón mundial de la corrupción. Incluso, gente de mucho prestigio, movida por la animadversión, escribe estas falsedades.

Creo que uno de los fines de las leyes es impedir que los rencores lleven a juicios y sentencias sesgadas. Por lo menos, así debería ser. En varios países del mundo se penaliza el discurso de odio. El prohibir a Evo Morales ser candidato en las elecciones de 2025 es una jugada sucia, aplaudida fervorosamente por todos los que lo aborrecen. La CPE, en su artículo 168, dice: “El periodo de mandato de la presidenta o del presidente y de la vicepresidenta o vicepresidente del Estado es de cinco años y pueden ser relectas o reelectos por una sola vez de manera continua”. No dice absolutamente nada sobre la reelección de manera discontinua y, como se sabe, lo que no está prohibido está permitido. Luego, la sentencia del TCP que lo prohíbe es ilegal.

Cuando se hace alusión a este artículo de la CPE, los detractores de Evo se ponen furiosos y despliegan todo su rencor con argumentos como los siguientes: “Evo también violó la CPE” (¿habría que seguir violándola?); “no permitiremos que un delincuente vuelva a la política”; “por lo que dices, seguramente eres masista”.

Masista, para ellos, es una especie de insulto. En los años 50, a los que defendían a los indios los llamaban “cholos movimientistas”.

La ecuanimidad ha desaparecido en este ambiente de odio, de manera que cualquiera que intente protegerla es acusado de estar de un lado de la pelea o del otro.

Con inteligencia y sentido común se tiene que evitar que Evo Morales y su gente sean arrinconados y llevados a romper el orden establecido. Para llegar a un acuerdo nacional, se tiene que terminar con los discursos de odio. El próximo gobierno será débil, por lo que los que terciarán en las elecciones, pensando ganarlas, deberían incluir en sus estrategias políticas el acercamiento a los campesinos originarios indígenas. Quizás ya no sean del MAS, pero no pueden olvidarse de esta enorme población, como lo están haciendo hasta la fecha.

Terminando de leer este artículo, algunos de los lectores dirán que es mejor que los “indios” no lleguen al poder y me acusarán de masista. Otros dirán que debe frenarse la campaña de odio para encaminar al país hacia un período de paz y progreso.