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Políticamente in-correcto | 08/08/2025

Premio consuelo: el gran potencial

Franklin Pareja
Franklin Pareja

No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que, de una u otra forma, muchos bolivianos escucharon por activa y por pasiva la frase: “Bolivia tiene un gran potencial”. Y claro, es la forma más diplomática y elegante de referirse a nuestro país con una frase lapidaria, pero que al momento de emitirse no causa dolor o vergüenza. Es más, en algunas oportunidades vi (asombrado) que la mentada frase causa en algunas personas cierta complacencia. Semejante catalogación es análoga a un monumental insulto.

¿Se imagina asistir a una reunión de las Naciones Unidas y escuchar por azares de la vida a algún parroquiano referirse a Brasil, Alemania, Corea del Sur o Chile como naciones que tienen un gran potencial?

Las potencialidades suelen ser condiciones intrínsecas de gran valor que tienen probablemente todos los países del mundo, pero su aprovechamiento es la sustancia medular que hace la diferencia. Se tiene que estar haciendo muy mal las cosas para que nos repitan hace décadas exactamente lo mismo. Haciendo un parangón del asunto, siempre me pareció patético escuchar a algunos periodistas deportivos preguntar a los clubes o selecciones internacionales que nos suelen visitar: ¿Qué le parece la selección de Bolivia? Seguro estoy de que acaban de adivinar la respuesta: “Tiene un gran potencial”.

¿Qué respuesta esperan recibir cuando formulan esa estúpida pregunta? ¿que nos digan la verdad? Es la forma más humillante de buscar consuelo en una palabra amable.

Seamos claros y sin anestesia: así nos miran allende nuestras fronteras, como un país de 200 años que solo tiene eso, un gran potencial. Contamos con ingentes cantidades de recursos naturales; de hecho, somos un país de vocación minera y, sin temor a equivocarme, nos sobran minerales, por lo menos para un siglo más. Quizás en el tricentenario nos sigan diciendo lo mismo acerca de nuestro conmovedor potencial.

Ni qué decir de nuestra diversidad. El turismo es una fuente inagotable de riqueza desaprovechada, y cómo no mencionar nuestra gastronomía, he ahí otra fuente poco explotada.

Sin ir lejos, solo hay que ver Perú, un país colindante que se ha especializado en turismo gastronómico y genera anualmente fortunas vendiendo exquisiteces bien adaptadas a los paladares más exigentes. Los peruanos son muy listos, venden y promocionan su maravillosa cultura e historia, pero también te reciben como a un rey. Por eso todo el año tienen visitas del mundo entero, que al partir ya están planificando volver.

Brasil, un país gigantesco, entre las muchas cosas que tiene, cuenta con la porción más grande de la Amazonía. Ciudades preciosas como Manaos, Belém, Porto Velho y otras son paraísos que casi todo el año generan pingües ganancias en turismo interno e internacional. Si se va a Chile, el sur lo deja a uno con la boca abierta. Cuenta con paradisiacos lagos, bosques y montañas orilladas a los mares bravos.

Cruzando la frontera están los interminables viñedos argentinos (Mendoza) con las bodegas de vino más fabulosas de Latinoamérica y, en algunos casos, del mundo. En fin, el punto es que todos los países tienen gran potencial.

Pero volviendo a casa, ¿acaso no sabemos que tenemos lagos, montañas, selvas, valles, fauna, flora, gastronomía, todo acompañado de historia y cultura inagotables? ¿En serio es de recibo cumplir 200 años y escuchar la frase de consuelo vinculada a nuestro potencial?

Cuando nos dicen que tenemos un gran potencial, no nos están halagando; en realidad, nos están interpelando. Asimismo se refieren a nuestra velocidad. El mundo marcha a mil y aquí vamos sin prisa. Todos cuentan con riquezas, pero no todos las aprovechan. Día que pasa las ganancias de los vecinos se incrementan y nosotros solo recibimos las migajas, o sea lo residual.

Para dejar de caminar y empezar a correr vigorosamente se precisa de un Estado facilitador y no uno atrabiliario y corrupto. El potencial es como un diamante en bruto, opaco y sin belleza, pero una vez que se logra pulir sus imperfecciones irradiará un brillo de colosales proporciones.

En síntesis: el turismo es una potencial fuente de riqueza que la mayor parte de nuestros vecinos aprovechan hace décadas. La idea es no perder más el tiempo y apostar en grande por la industria más limpia y rentable. Por ejemplo, el Salar de Uyuni, probablemente podría generar más riqueza si se aprovechara su condición de belleza natural única en el mundo. Es una costra salina que se ve desde el espacio. Nosotros pensando que es nuestra nueva salvación por el litio, cuando en realidad su potencial podría ser otro.

Por eso, no solo se trata de tener el premio consuelo (potencial), sino saber definir una estrategia inteligente (políticas públicas) de aprovechamiento; caso contrario, podemos continuar como algunos periodistas deportivos, haciendo la misma pregunta por los siglos de los siglos: ¿Qué te parece Bolivia? Obviamente ya saben la respuesta ¿verdad? 

Franklin Pareja es cientista político.



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